¡Miren como nos amó el Padre!
La iglesia en Tailandia celebra hoy la Solemnidad de Todos los Santos, para recordar a los hombres y mujeres que se dieron por entero, viviendo en la alegría y la fuerza del Evangelio. Sus vidas encarnan las bienaventuranzas, “la carta magna del cristiano”; su tránsito por este mundo, con fe inquebrantable y pobreza de corazón ejemplifican el profundo amor a Dios y al hermano.
Las lecturas de la liturgia de hoy, nos recuerdan que ser santo es dejar que la gracia de Dios se exprese en cada acto, en cada gesto: es vivir y seguir con entrega y radicalidad esta bitácora de viaje.
En la primera lectura, su autor nos muestra una visión en medio de los “ciento cuarenta y cuatro mil” elegidos, y otro gran número de santos: los que pasaron la prueba de la tribulación y la persecución y han lavado sus túnicas con la sangre del Cordero. Quienes han caminado con Jesús y ahora gozan con su dicha, nos ofrecen el ejemplo de su vida, la ayuda de su intercesión.
En la Primera Carta, San Juan, llama la atención de sus destinatarios para que no dejen de asombrarse y admirar el inmenso amor de Dios que nos ha hecho a todos hijos suyos. Somos hijos por puro regalo del su amor, gracias a la pasión, muerte y resurrección de su Hijo, Jesús. (segunda lectura)
Todos estamos llamados; es ‘la clase media de la santidad’ como dice el Papa Francisco, todos quienes desde lo pequeño y cotidiano, desde el sí diario, desde la humildad, la alegría y la entrega amorosa caminamos hacia lo extraordinario de la vida vivida en santidad y plenitud en Jesús.
Este camino no lo hacemos solos; es un camino compartido, se recorre en comunidad, como lo expresa el Santo Padre en Gaudete et Exsultate (GE), su exhortación apostólica sobre el llamado a la santidad en el mundo actual: La comunidad que preserva los pequeños detalles del amor, donde los miembros se cuidan unos a otros y constituyen un espacio abierto y evangelizador, es lugar de la presencia del Resucitado que la va santificando según el proyecto del Padre.
Pidamos al Señor en esta semana, el caminar cada día en los pasos de quienes vivieron y, viven su existencia, en la amistad de Dios, dejando que la gracia de tu Bautismo fructifique en un camino de santidad (GE 15).
Nos hace falta un espíritu de santidad que impregne tanto la soledad como el servicio, tanto la intimidad como la tarea evangelizadora, de manera que cada instante sea expresión de amor entregado bajo la mirada del Señor. De este modo, todos los momentos serán escalones en nuestro camino de santificación.
papa francisco
Exhortacion apostólica gaudete et exsultate,
sobre el llamado a la santidad en el mundo actual (2018)
Las lecturas de la solemnidad las puedes encontrar en nuestro sitio web: https://comunidadcatolicabkk.org/2020/10/31/lecturas-de-la-solemnidad-de-todos-los-santos-a/
Puedes escuchar la reflexión de RezandoVoy.org, un proyecto de los Jesuitas de España, a través del siguiente enlace: https://www.rezandovoy.org/reproductor/2021-11-01
~ Creciendo en la Fe ~
Notas sobre la solemnidad y las lecturas de hoy
La Solemnidad de Todos los Santos
La solemnidad de hoy comenzó en el siglo V como una fiesta para todos los mártires conocidos y desconocidos, aunque su enfoque se extendió luego a todos los santos. Muchos cristianos aprovechan la oportunidad en este día para recordar a personas de fe inspiradora y testimonio vivificante, incluidos sus seres queridos, que creen que están en el cielo entre los santos «desconocidos». Así que las lecturas de hoy enfatizan la presencia de hombres y mujeres santos en la Iglesia, viéndolos como ejemplos de servicio fiel y lleno de gozo que debemos emular. En palabras del Papa Juan Pablo II, la fiesta de hoy «nos invita a volver la mirada hacia la inmensa multitud de los que ya han llegado a la tierra bendita, y nos señala el camino que nos conducirá a ese destino». (Día de Todos los Santos, 2003)
Segunda lectura ~ 1Juan 3, 1-3
El autor de esta epístola sigue interpretando el Evangelio de San Juan a su comunidad. Se enfoca en el amor que Dios tiene por todos nosotros. Es como resultado de este amor que podemos ser llamados hijos de Dios.
Para los cristianos, una de las consecuencias de ser hijos de Dios es que tendemos a ser contrarios
cultural en nuestros valores: «el mundo se niega a reconocernos».
Existe una tensión entre el presente y el futuro; SOMOS hijos de Dios, pero el autor acepta con gran honestidad que el futuro no está claro: «Lo que seremos en el futuro aún no ha sido revelado».
Esta falta de certeza sobre el futuro también la expresa Pablo en su primera carta a los Corintios: “Ahora estamos viendo un tenue reflejo en un espejo; pero entonces veremos cara a cara ”(1 Cor. 13, 12).
Un tema principal de la religión griega de esa época fue que hubo una experiencia transformadora para los humanos cuando estaban en presencia de una divinidad: las personas se convirtieron en lo que estaban mirando. El autor de la carta de San Juan utiliza este argumento, que habrá sido familiar para su audiencia: cuando veamos a Dios seremos como él.
Este es sin duda un incentivo para llevar una vida pura, y es un vínculo con el Evangelio de hoy: «Felices los de corazón limpio: ellos verán a Dios».
Evangelio ~ Mt 5, 1-12
El Sermón de la Montaña
Es el primero de los cinco discursos que forman parte central del Evangelio de Mateo. El comienzo del Sermón, que conocemos como «Las Bienaventuranzas», resume los valores del Reino. Mateo aquí modifica la primera, cuarta y novena bienaventuranzas incluidas en el «Sermón» de Lucas, aunque se cree que el resto es de su propia composición.
Jesús se sienta a enseñar
Este es un detalle significativo. Cuando un rabino judío estaba enseñando oficialmente, este se sentaba. De la misma manera, cuando Mateo usa la palabra «enseñó», usa un tiempo pasado, que en griego significa que la enseñanza de Jesús fue repetida y habitual. El Sermón de la Montaña no fue un sermón, sino la esencia de todo lo que Jesús enseñó a lo largo de su ministerio.
Las bienaventuranzas
«Beatitud» proviene del latín beatus, que significa bendecido o feliz. La palabra usada por el mismo Mateo proviene del griego makarios, que describe especialmente a los dioses, por lo que hay un gozo divino en las personas a las que describe. Esta cualidad es algo que ya tienen, en lugar de algo que esperan lograr en el futuro. Jesús está diciendo que hay un gran gozo en vivir los valores del Reino, aunque estos son valores que el mundo encuentra difícil de aceptar y comprender.
Mateo estaba escribiendo para una audiencia judeo-cristiana, y aquellos en su comunidad vivían de acuerdo con los edictos y reglas de la Ley Judía. Las Bienaventuranzas apuntan a la conciencia de la necesidad espiritual, la humildad, la vida pacífica y moral, y la compasión como claves para la felicidad. Sobre todo, las Bienaventuranzas de Mateo ven el testimonio cristiano como el núcleo de una vida feliz.