¡Piensa en el amor que el Padre nos ha prodigado!
La Solemnidad de Todos los Santos celebra la verdadera vida en Cristo que todos estamos llamados a vivir.
La primera lectura es una visión del reino celestial. Nos recuerda a la comunidad de santos que nos han precedido, esas personas inspiradoras que encarnaron su amor por Cristo a través de sus palabras y obras.
El Salmo celebra una visión del mundo vibrante con la realidad de la presencia de Dios en la creación y su pueblo. Somos bendecidos cuando podemos ver al Señor en toda la creación.
En la segunda lectura de la carta de San Juan, se nos anima a pensar en el amor que se nos ha prodigado al ser llamados hijos de Dios. Esta es una verdad sobre la que debemos hacer una pausa y reflexionar para dejar que realmente transforme la forma en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás.
El Evangelio de hoy es la enseñanza de Jesús sobre las Bienaventuranzas: una enseñanza que encuentra la santidad tanto en la profundidad de la experiencia humana de la pérdida, la pobreza y la persecución, como en las expresiones de compasión en respuesta a estos sufrimientos. La vida de los santos y de muchos otros ha sido transformada por su profunda verdad.
Estas enseñanzas también hablan de las difíciles realidades de nuestro tiempo. Muchos viven en la pobreza o son víctimas inocentes de la guerra; muchos lloran vidas truncadas por el Covid; otros son perseguidos por sus creencias. Tengamos a todos estos miembros de nuestra familia humana en nuestra oración esta próxima semana y oremos unos por otros, para que podamos despertar a nuestro verdadero yo como hijos bienamados de Dios.
fuente: https://stbeunosoutreach.wordpress.com/2020/10/23/feast-of-all-saints-year-a-1st-november-2020/
La solemnidad de Todos los Santos es «nuestra» fiesta: no porque nosotros seamos buenos, sino porque la santidad de Dios ha tocado nuestra vida. Los santos no son figuritas perfectas, sino personas atravesadas por Dios. Podemos compararlas con los vitrales de las iglesias, que dejan entrar la luz en diversas tonalidades de color. Los santos son nuestros hermanos y hermanas que han recibido la luz de Dios en su corazón y la han transmitido al mundo, cada uno según su propia «tonalidad».
Papa Francisco
Ángelus, 1 de noviembre 2017
Lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4. 9-14
Vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas
Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Ángeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar:
«No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios».
Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144.000, pertenecientes a todas las tribus de Israel.
Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente:
«¡La salvación viene de nuestro Dios
que está sentado en el trono, y del Cordero!».
Y todos los Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo:
«¡Amén!
¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder
y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!».
Y uno de los Ancianos me preguntó: «¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?».
Yo le respondí: «Tú lo sabes, señor».
Y él me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero».
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 23, 1-6
R: ¡Benditos los que buscan al Señor!
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares,
él la afirmó sobre las corrientes del océano. R
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón;
el que no rinde culto a los ídolos
ni jura falsamente. R
Él recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R
Lectura de la primera carta de san Juan 3, 1-3
Veremos a Dios tal cual es
Queridos hermanos:
¡Miren cómo nos amó el Padre!
Quiso que nos llamáramos hijos de Dios,
y nosotros lo somos realmente.
Si el mundo no nos reconoce,
es porque no lo ha reconocido a Él.
Queridos míos,
desde ahora somos hijos de Dios,
y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
Sabemos que cuando se manifieste,
seremos semejantes a Él,
porque lo veremos tal cual es.
El que tiene esta esperanza en Él,
se purifica, así como Él es puro.
Palabra del Señor
Aleluya Mt 11, 28
«Vengan a mí los que están afligidos y agobiados,
y Yo los aliviaré», dice el Señor
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 1-12a
Alégrense y regocíjense, porque tendrán una gran recompensa en el cielo
Seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron».
Les compartimos la reflexión de RezandoVoy, un proyecto de los Jesuitas de España, para este Domingo: https://rezandovoy.org/reproductor/oracion/2020-11-01
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