«Bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús «.
La gloriosa Ascensión de María al cielo, aunque no se menciona en las Escrituras, se ha celebrado desde el siglo VI y ahora es parte de la reconocida doctrina católica romana. La fiesta de la Asunción se celebra a mediados de agosto en la iglesia católica, y algunas otras denominaciones también mantienen este día como una fiesta especial de la Virgen María.
Las lecturas de la celebración de hoy tienen un tono triunfal.
En la primera lectura, una mujer, en la que podemos ver a María o la Iglesia Primitiva, derrota al dragón maligno con la ayuda de Dios, trayendo al Mesías a salvo al nacimiento.
Los versículos del Salmo 44 (45), originalmente parte de un canto de bodas para un rey, también se aplican a María en la liturgia de hoy. Ella toma su lugar, triunfante, en el palacio del Rey, su Hijo.
En la segunda lectura, Pablo les dice a los corintios que Cristo, resucitado de entre los muertos, ha puesto a todos sus enemigos bajo sus pies, incluida la muerte. En la fiesta de hoy celebramos el hecho de que María, madre de Jesús, también disfruta de los frutos de la Resurrección.
El Evangelio relata la visita de María a Isabel, donde canta su himno triunfal de alabanza, el Magnificat, mientras proclama: «El Todopoderoso ha hecho grandes cosas por mí».
Esta semana, como María, también podríamos cantar alabanzas al Señor por las grandes cosas que ha hecho por nosotros y por las personas que nos rodean.

María dice: «Proclama mi alma la grandeza del Señor», así canta hoy la Iglesia y lo hace en todas partes del mundo. Este cántico es especialmente intenso allí donde el Cuerpo de Cristo sufre hoy la Pasión, donde está la cruz para nosotros cristianos está la esperanza, siempre. Si no está la esperanza nosotros no somos cristianos, por esto a mí me gusta decir ¡no se dejen robar la esperanza! ¡Que no nos roben la esperanza porque esta fuerza es una gracia, un don de Dios que nos lleva adelante mirando el cielo! Y María está siempre allí, cercana a esas comunidades que sufren, a esos hermanos nuestros, camina con ellos, sufre con ellos, y canta con ellos el Magnificat de la esperanza.
Papa Francisco
Asunción de la Virgen María, 15 de Agosto 2013
Lectura del libro del Apocalipsis 11, 19a; 12, 1-6a, 10ab
Una mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies
Se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de su Alianza.
Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.
Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz. Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema. Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera.
La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono, y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio.
Y escuché una voz potente que resonó en el cielo:
«Ya llegó la salvación,
el poder y el Reino de nuestro Dios
y la soberanía de su Mesías».
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 44, 10b-12. 15b-16
R: ¡De pie a tu derecha está la Reina, Señor!
Una hija de reyes está de pie a tu derecha:
es la reina, adornada con tus joyas y con oro de Ofir. R
¡Escucha, hija mía, mira y presta atención!
Olvida tu pueblo y tu casa paterna,
y el rey se prendará de tu hermosura.
Él es tu señor: inclínate ante él. R
Las vírgenes van detrás, sus compañeras la guían;
con gozo y alegría entran al palacio real. R
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Corinto 15, 20-27a
Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a Él
Hermanos:
Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.
En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.
En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido es la muerte, ya que Dios «todo lo sometió bajo sus pies».
Palabra del Señor
Aleluya
María fue llevada al cielo;
se alegra el ejército de los ángeles
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 39-56
El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas; elevó a los humildes
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
«¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».
María dijo entonces:
«Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios,
mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y de su descendencia para siempre».
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Te invitamos a escuchar la reflexión de RezandoVoy, un proyecto de los Jesuitas de España: https://rezandovoy.org/reproductor/oracion/2020-08-15
Un comentario sobre “Lecturas del Domingo de la Asunción de la Virgen María (A)”