Lecturas del Domingo XXIII del Tiempo Ordinario (Ciclo C)

El verdadero discipulado

Las lecturas de esta semana nos llevan a contemplar el amor abnegado de Cristo. Se nos pide que lo sigamos: Él es la Sabiduría de Dios encarnada.
La Primera Lectura afirma, sin rodeos, que tenemos suficientes dificultades para captar el mundo que nos rodea, entonces, ¿cómo podemos entender la mente de Dios? Sólo a través del don de la Sabiduría podemos empezar a hacerlo.
El Salmo expresa confianza en el Señor. A pesar de la fugacidad de la vida, Dios nos dé “sabiduría de corazón”.
Pablo, en su carta, le pide a Filemón que le dé la bienvenida a un esclavo fugitivo y que lo haga con un verdadero espíritu de fraternidad cristiana. (Segunda Lectura)
El Evangelio nos da la enseñanza de Jesús sobre el verdadero discipulado. Esto requiere un compromiso total y afectará a los más cercanos y a nuestros seres queridos.
Que esta semana consideremos nuestra libertad como hijos de Dios, y no seamos esclavos de nuestros deseos.
Seguimos orando por la paz del mundo, y por todos los que sufren.

Jesús ha dado el ejemplo y aún siendo igual a Dios, se humilló a sí mismo, y se ha hecho siervo por nosotros. Este estilo nos salvará, nos dará alegría y nos hará fecundos, porque este camino de renegarse a sí mismo es para dar vida, es contra el camino del egoísmo, de estar apegado a todos los bienes solo para mí… Este camino está abierto a los otros, porque ese camino que ha hecho Jesús, de anulamiento, ese camino ha sido para dar vida.

papa francisco
homilía, casa santa marta
6 de marzo 2014

Lectura del libro de la Sabiduría 9, 13-18
¿Qué hombre puede hacerse una idea de los que quiere el Señor?

¿Qué hombre puede conocer los designios de Dios o hacerse una idea de lo que quiere el Señor? Los pensamientos de los mortales son indecisos y sus reflexiones, precarias, porque un cuerpo corruptible pesa sobre el alma y esta morada de arcilla oprime a la mente con muchas preocupaciones.
Nos cuesta conjeturar lo que hay sobre la tierra, y lo que está a nuestro alcance lo descubrimos con esfuerzo; pero ¿quién ha explorado lo que está en el cielo?
¿Y quién habría conocido tu voluntad si tú mismo no hubieras dado la Sabiduría y enviado desde lo alto tu santo espíritu?
Así se enderezaron los caminos de los que están sobre la tierra, así aprendieron los hombres lo que te agrada y, por la Sabiduría, fueron salvados.

Palabra del Señor

Salmo Responsorial– 89, 3-6. 12-14. 17
R: ¡Tú has sido nuestro refugio, Señor!

Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos.»
Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche. R

Tú los arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba que brota de mañana:
por la mañana brota y florece,
y por la tarde se seca y se marchita. R

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo….?
Ten compasión de tus servidores. R

Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor;
que el Señor, nuestro Dios,
haga prosperar la obra de nuestras manos. R

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a Filemón 9b-10. 12-17
Recibe a Onésimo, no ya como un esclavo, sino como un hermano querido

Querido hermano:
Yo, Pablo, ya anciano y ahora prisionero a causa de Cristo Jesús, te suplico en favor de mi hijo Onésimo, al que engendré en la prisión.
Te lo envío como si fuera yo mismo. Con gusto lo hubiera retenido a mi lado, para que me sirviera en tu nombre mientras estoy prisionero a causa del Evangelio. Pero no he querido realizar nada sin tu consentimiento, para que el beneficio que me haces no sea forzado, sino voluntario.
Tal vez, él se apartó de ti por un instante, a fin de que lo recuperes para siempre, no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido. Si es tan querido para mí, cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos humanos y en el Señor. Por eso, si me consideras un amigo, recíbelo como a mí mismo.

Aleluya Sal 118, 135
Que brille sobre mí la luz de tu rostro, y enséñame tus preceptos.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 14, 25-33
El que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo

Junto con Jesús iba un gran gentío, y Él, dándose vuelta, les dijo: «Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: «Este comenzó a edificar y no pudo terminar.»
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.»

~ Creciendo en la Fe ~
Notas sobre las lecturas de esta semana

Primera Lectura ~ Sab 9, 13-18

La primera lectura de hoy viene del Libro de Sabiduría que es, quizás, el último del Antiguo Testamento, escrito no mucho antes del nacimiento de Jesús (alguna estimación lo coloca entre c. 100 y 50 aC).
Aunque la demanda por la autoría de Salomón es infundado, el texto se hace eco de la gran Tradición judía de sabiduría que surgió con Salomón. Este libro refleja la tradición y cultura griega: fue escrito en Griego (en lugar de hebreo), tal vez por judíos de habla griega que se habían asentado en Alejandría (Egipto), el centro intelectual y científico del mundo mediterráneo.
Sus lectores, probablemente, eran estudiantes o intelectuales judíos de la época que estaban divididos entre sus creencias tradicionales y sus creencias religiosas y las prácticas y cultura helenística moderna. Entre estos grup disensión y muchos abandonaban su religión original. El Libro de la Sabiduría trata de cerrar la brecha entre estas dos culturas, que lleva a una filosofía de vivir con rectitud. De hecho, Dios está a cargo de la mundo, y el texto proclama la creencia en la inmortalidad personal. en su esencia es ‘Dama Sabiduría’, una virtud personificada que conoce la mente de Dios. Los versos de hoy provienen de la segunda parte del libro, una rica meditación sobre sabiduría divina. Siguen la alabanza y la oración de Salomón por sabiduría, porque esta es la virtud que busca para llevar a cabo su oficio: ‘Dios de nuestros antepasados… concédeme sabiduría… porque soy tu sirviente… con poca comprensión de la justicia y las leyes» (Sab 9, 1, 4-5).
La vida es «insegura… inestable», por lo que sólo la ayuda de la sabiduría puede enderezar las cosas. caminos, llevando a las personas a comportarse de manera que agraden a Dios.

Escrito por

El lugar de encuentro de los Católicos latinos en Bangkok... de la mano de Cristo y bajo el amparo de María ... celebrando la fe en comunidad desde el 2002 ...

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