Jesús extendió la mano y lo tocó
Las lecturas de hoy apuntan a la amorosa compasión de Dios, que se revela en la forma en que Jesús siempre responde a la difícil situación de quienes lo rodean.
El libro de Levítico (primera lectura) establece el escenario al enumerar las reglas relativas a aquellos que fueron declarados «inmundos», incluido el destierro de la comunidad.
En el Evangelio, una de esas personas, que sufre de lepra, rompe las reglas diseñadas para mantener el aislamiento. Vemos cómo Jesús responde a esta súplica desesperada, con contacto físico misericordioso, lo que resulta en que la persona sea restaurada no solo a la salud, sino también al lugar que le corresponde dentro de la comunidad. Hay otra consecuencia irónica de esta respuesta, con Jesús convirtiéndose en un paria, ahora teniendo que quedarse en lugares donde nadie vive.
El Salmo alaba a Dios, «mi refugio», en quien se encuentra la alegría y la salvación, mientras que la segunda lectura nos da un mandato de imitar a Cristo poniendo siempre en primer lugar la ventaja del otro.
Oremos por esa gracia esta semana, «para ser útil para todos en todo momento, no buscando nuestro interés personal».
Dios no viene a «dar una lección» sobre el dolor; no viene tampoco a eliminar del mundo el sufrimiento y la muerte; viene más bien a cargar sobre sí el peso de nuestra condición humana, a conducirla hasta sus últimas consecuencias, para liberarnos de modo radical y definitivo. Así Cristo combate los males y los sufrimientos del mundo: haciéndose cargo de ellos y venciéndolos con la fuerza de la misericordia de Dios.
Papa Francisco
Ángelus, 15 de febrero 2015
Lectura del libro del Levítico 13, 1-22. 45-46
El leproso vivirá apartado y su morada estará fuera del campamento
El Señor dijo a Moisés y a Aarón: Cuando aparezca en la piel de una persona una hinchazón, una erupción o una mancha lustrosa, que hacen previsible un caso de lepra, la persona será llevada al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes.
La persona afectada de lepra llevará la ropa desgarrada y los cabellos sueltos; se cubrirá hasta la boca e irá gritando: «¡Impuro, impuro!». Será impuro mientras dure su afección. Por ser impuro, vivirá apartado y su morada estará fuera del campamento.
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 31, 1-2. 5. 11
R: ¡Me alegras con tu salvación, Señor!
¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado
y liberado de su falta!
¡Feliz el hombre a quien el Señor
no le tiene en cuenta las culpas,
y en cuyo espíritu no hay doblez! R
Pero yo reconocí mi pecado,
no te escondí mi culpa,
pensando: «Confesaré mis faltas al Señor».
¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado! R
¡Alégrense en el Señor,
regocíjense los justos!
¡Canten jubilosos
los rectos de corazón! R
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 10, 31 — 11, 1
Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo
Hermanos:
Sea que ustedes coman, sea que beban, o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.
No sean motivo de escándalo ni para los judíos ni para los paganos ni tampoco para la Iglesia de Dios. Hagan como yo, que me esfuerzo por complacer a todos en todas las cosas, no buscando mi interés personal, sino el del mayor número, para que puedan salvarse.
Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo.
Palabra del Señor
Aleluya Lc 7, 16
Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros
y Dios ha visitado a su pueblo.
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 40-45
La lepra desapareció y quedó purificado
Se le acercó un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: «Si quieres, puedes purificarme». Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda purificado». En seguida la lepra desapareció y quedó purificado.
Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente: «No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor
Gloria a Ti, Señor Jesús
Les compartimos la reflexión de RezandoVoy.org, un proyecto de los Jesuitas de España, para este Domingo: https://rezandovoy.org/reproductor/oracion/2021-02-14