¡Hola amiguitos!
Como siempre, nos da mucha alegría encontrarnos en este espacio.
En las últimas dos semanas hablamos del seguimiento y de cómo fueron llamados los primeros apóstoles, los amigos de Jesús, ¿verdad?
En este Domingo cuarto del tiempo durante el año o tiempo ordinario del ciclo «B» la lectura del Evangelio cuenta un encuentro de Jesús con un señor que estaba muy enfermo y gritaba mucho… los que estaban a su alrededor decían que tenía dentro de sí un espíritu malo.
Teniendo esto en cuenta, y como cada fin de semana antes de empezar la dinámica, pedimos con mucho amor que el Espíritu Santo ilumine nuestra oración…
Miramos la simpática ilustración de Fano:
- ¿Qué es lo primero que salta a la vista?
- ¿De dónde está saliendo este hermano?
- ¿Cómo se ve? ¿Triste? ¿Feliz?
- ¿Qué más vemos?
Ahora, abrimos el corazón a la Palabra de Dios, leyéndola lentamente y saboreando cada palabra y cada frase. Cerramos los ojitos y, después de unos minutos, volvemos a leer:
- Como decíamos al principio, este Evangelio cuenta el encuentro de Jesús con este señor que estaba muy enfermo y gritaba mucho, ¿qué más dice el relato de san Marcos?
- Imaginen que ustedes viven en este pueblo llamado Cafarnaún y que ven a este señor enfermo gritando todo el tiempo, ¿tendrían miedo de el como la gente del pueblo?
- ¿Cómo actuó Jesús con este pobre hombre enfermo? ¿Qué hizo con el?
- El relato termina diciendo: Así que, aunque entonces no había televisión ni internet, en unos días todo el mundo había oído hablar de él. ¿Cómo creen que sucedió esto?
- ¿Qué palabra o frase les llamó la atención? ¿Por qué?
Evangelio ~ san Marcos 1, 21-28
(tiempo ordinario, ciclo b)
En un pueblo que se llamaba Cafarnaún, había un hombre que no paraba de gritar. Estaba como loco, y la gente le miraba con miedo y le rechazaban, porque decían que tenía dentro un mal espíritu. Un día llegó Jesús y fue a hablar a la sinagoga, que era el lugar de celebración de los judíos. Entonces ese hombre empezó a gritar como loco: «Déjanos en paz, tú que hablas en nombre de Dios».
Pero Jesús, en lugar de enfadarse con él, lo miró y dijo: «Sal de él». Estaba mandando que lo malo de dentro de ese hombre desapareciera. Y así ocurrió. De golpe se quedó sano. Todos los que lo vieron estaban admirados. Les sorprendía que Jesús hablaba con sabiduría y podía acabar con las enfermedades. Así que, aunque entonces no había televisión ni internet, en unos días todo el mundo había oído hablar de él.
¿Conocen la oración de San Francisco de Asís? Esta versión que les compartimos, cortesía de RezandoVoy.org, es muy bella. Desde nuestra experiencia diaria de ser amigos de Jesús, pensemos en todas las distintas situaciones (en casa, en el colegio, con quienes me encuentro en la calle) donde Él nos invita a ser instrumentos suyos, instrumentos de su paz y de su amor, a llevar su esperanza y su Buena Noticia a todo lugar. Completamos la oración:
¡Señor, haz de mí un instrumento
de tu paz!
¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo…
donde haya ofensa, ponga yo…
donde haya discusiones, ponga yo…
donde haya error, ponga yo…
donde haya duda, ponga yo…
donde haya desesperación, ponga yo…
donde haya tinieblas, ponga yo…
donde haya tristeza, ponga yo…
fuente: RezandoVoy.org
Y ahora completamos y coloreamos la hojita:
Para completar y colorear
fuente: http://elrincondelasmelli.blogspot.com
Chicos, les compartimos la lectura y música de RezandoVoy para este Domingo: https://rezandovoy.org/reproductor/infantil/2021-01-31
Oración:
Querido Señor, te doy gracias por estos momentos junto a ti, por tu Palabra que me alimenta y me da mucha fuerza…. gracias porque puedo hablarte sin temor, porque se que me amas….gracias Jesús, por que eres mi amigo, porque me llamas a seguirte… gracias porque hoy me invitas a ser instrumento de tu paz y amor en el mundo… que mi corazón sea fuente de tu ternura para los que sufren, fuente de tu gozo para quienes están tristes… ¡hoy y siempre, te amo, Jesús! Amén
¡Que pasen una feliz y bendecida semana, chicos, caminando, como siempre, de la mano de Jesús y bajo el manto de amor de María!