Dedicarse a los demás: Lectura y reflexión para los más pequeños

¡Hola, queridos amiguitos!

Hoy, nuevamente, les traemos el mensaje de amor de Jesús a través de uno de los milagros más conocidos: la multiplicación de los panes y los peces. Como leerán más adelante en el Evangelio, Jesús y los discípulos están tristes por lo que ha sucedido con Juan el Bautista. Escuchamos que tratan de buscar un lugar para poder descansar y pensar en su amigo, de la misma manera que lo haríamos nosotros cuando perdemos a alguien que es cercano a nosotros, un familiar, un amigo.
Pero, al mismo tiempo, había mucha gente que buscaba a Jesús, pues sabían de su amor y su compasión para con todos. Jesús sintió mucha pena por ellos y los cuidó y sanó con amor y ternura. Y así fue todo el día, y cuando ya se hacía tarde, y era hora de comer, sus discípulos le pidieron a Jesús que enviara a todos a casa. Pero Jesús, al escuchar esto con un poco tristeza ante este pedido de sus amigos, los invitó a que ellos mismos dieran de comer a la gente. Los discípulos, no entendían esta invitación de Jesús, pues no tenían más que cinco panes y dos pescados, y esa pequeña cantidad de comida no iba a ser suficiente para alimentar a toda esa gran multitud. Y es aquí cuando el maravilloso milagro ocurrió.
Jesús, con su paciente amor, les pide que le traigan los panes y peces. Como siempre, Jesús bendice los alimentos, los parte y le pide a sus amigos que comenzaran a repartirlos entre la gente. Este acto de repartir, de compartir, hace que todos los que allí estaban reunidos pudieran comer y, nos dice el Evangelio, que sobró mucha comida. Esto es lo maravilloso de lo que hoy Jesús nos enseña, amiguitos, el de compartir lo que tenemos, no importa cuan poquito sea.

La propuesta para esta semana: Como a los discípulos a quienes Jesús pidió que repartieran los frutos del milagro de la multiplicación de los panes y los peces, de este gran compartir, así Él nos llama a nosotros a repartir su amor entre quienes nos rodean. ¿Cuáles serán nuestros panes y peces, queridos amiguitos? ¿Cómo lo reparto entre mi familia, mis amigos, o todo hermano que encuentre hoy en mi camino?

Evangelio ~ San Mateo 14, 13-21

Jesús y sus amigos estaban un poco tristes, porque el rey Herodes había matado a Juan Bautista. Así que decidieron irse en la barca, bordeando el lago, buscando un sitio tranquilo para descansar. Pero mucha gente buscaba a Jesús porque necesitaban su ayuda, y les seguían desde la tierra. Así que cuando Jesús y los demás llegaron al sitio al que iban, se encontraron a muchísima gente esperándoles. A Jesús le dieron pena, porque necesitaban su cariño. Así que, en lugar de descansar, pasó el día atendiéndolos. Curaba a unos, acariciaba a otros, hablaba con otros más…
Ya se estaba haciendo tarde y los amigos de Jesús vinieron a decirle: «Oye, Jesús, manda a todos estos a su casa, o al pueblo, porque aquí no hay cena para todos». Jesús los miró un poco disgustado, y entonces les dijo: «¿Y por qué no les dais vosotros de comer?» Ellos dijeron: «Es que con lo poco que hay –cinco panes y dos peces– no es suficiente para todos». Pero Jesús dijo que le trajesen lo que había y que la gente se sentase en la hierba. Entonces bendijo la comida y la fue partiendo, y dándosela a sus amigos para que la repartieran. Y al repartir y compartir hubo de sobra.

Te invitamos a escuchar la canción Transforma mi vida, Señor en el sitio de RezandoVoy: https://rezandovoy.org/reproductor/infantil/2020-08-02

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El lugar de encuentro de los Católicos latinos en Bangkok... de la mano de Cristo y bajo el amparo de María ... celebrando la fe en comunidad desde el 2002 ...

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