«No tengas miedo»
En las lecturas de la liturgia de este Domingo XII del tiempo ordinario (o también llamado durante el año) encontramos consuelo y se nos alienta a volvernos hacia nuestros miedos y dudas con el mismo amor y comprensión compasiva que Dios nos muestra.
En la primera lectura, el profeta Jeremías habla de sus pruebas y de su confianza en la providencia de Dios.
El salmo es una canción de lamento de alguien que ha experimentado un gran sufrimiento. El responsorio y el verso central describen el amor de Dios en acción en medio de su angustia.
La carta de san Pablo a los romanos (segunda lectura) nos recuerda que el amor salvador de Cristo es un regalo abundante para el mundo.
En el Evangelio de san Mateo, Jesús anima a sus discípulos a no tener miedo a medida que aprenden a sentirse más profundamente atraídos por su amor. ¡Jesús explica cómo Dios los ama tan profundamente que incluso cada pelo de su cabeza ha sido contado!
Nosotros también estamos llamados a compartir este gran regalo de amor.
Estamos invitados a rezar por los demás y por todas las personas que enfrentan miedo y pruebas, muy precisamente en estos momentos de tanto sufrimiento y desconsuelo en medio de la pandemia, para que todos puedan conocer la paz que solo Cristo puede dar.
fuente: https://stbeunosoutreach.wordpress.com/category/ordinary-time-year-a/page/2/

«…el Señor nos sigue diciendo, como decía a los discípulos de su tiempo: ‘¡No les tengan miedo!’. No olvidemos esta palabra: siempre, cuando tengamos alguna tribulación, alguna persecución, algo que nos haga sufrir, escuchemos la voz de Jesús en nuestro corazón: ‘¡No les tengan miedo! ‘¡No le tengas miedo: sigue adelante! ¡Yo estoy contigo!
Papa Francisco
Oración del Ángelus
25 de junio 2017
Lectura del libro de Jeremías 20, 10-13
Libró la vida del indigente del poder de los malhechores
Dijo el profeta Jeremías:
Oía los rumores de la gente:
“¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos!”.
Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída:
“Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos
sobre él y nos tomaremos nuestra venganza”.
Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible:
por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer;
se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable.
Señor de los ejércitos, que examinas al justo,
que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!,
porque a ti he encomendado mi causa.
¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque él libró la vida
del indigente del poder de los malhechores!
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 68, 8-10. 14. 17. 33-35
R: Respóndeme, Dios mío, por tu gran amor
Por ti he soportado afrentas
y la vergüenza cubrió mi rostro;
me convertí en un extraño para mis hermanos,
fui un extranjero para los hijos de mi madre:
porque el celo de tu Casa me devora,
y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian. R
Pero mi oración sube hasta ti, Señor,
en el momento favorable:
respóndeme, Dios mío, por tu gran amor,
sálvame, por tu fidelidad.
Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu amor,
por tu gran compasión vuélvete a mí. R
Que lo vean los humildes y se alegren,
que vivan los que buscan al Señor:
porque el Señor escucha a los pobres
y no desprecia a sus cautivos.
Que lo alaben el cielo, la tierra y el mar,
y todos los seres que se mueven en ellos. R
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Roma 5, 12-15
No hay proporción entre el don y la falta
Hermanos:
Por lo tanto, por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.
En efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes de la Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en cuenta. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en aquellos que no habían pecado, cometiendo una transgresión semejante a la de Adán, que es figura del que debía venir.
Pero no hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre todos.
Palabra del Señor
Aleluia Jn 15, 26b. 27a.
«El Espíritu de la Verdad dará testimonio de mí.
Y ustedes también darán testimonio», dice el Señor
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 10, 26-33
No teman a los que matan el cuerpo
Jesús dijo a sus apóstoles:
No les teman a los hombres. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena. ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo. Ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres.
Te invitamos a escuchar la reflexión de RezandoVoy, un proyecto de los Jesuitas de España: https://rezandovoy.org/reproductor/oracion/2020-06-21