Pan de Vida, Bebida de Salvación: Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (A)

Este Domingo, la Iglesia Católica celebra la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, tradicionalmente conocida por su nombre en latín «Corpus Christi». Es una oportunidad para reflexionar sobre el hecho de que Cristo nos dio su cuerpo y sangre como sustento espiritual.
La primera lectura nos recuerda que Dios alimentó a su pueblo con maná y agua cuando los sacó de Egipto. Su fiel Dios no los abandonó.
El salmo continúa sobre el mismo tema. Dios proporcionó la mejor comida, les dio paz y, a través de su Palabra, se aseguró de que Israel pudiera seguir el camino correcto.
En su carta a los Corintios, san Pablo recuerda a su audiencia la relación íntima entre el pan y el vino que participamos en la Eucaristía, y el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Estamos unidos a través de este pan y formamos un cuerpo de cristianos. (Segunda lectura)
En el Evangelio, Jesús explica a los judíos que su cuerpo y sangre les darán alimento espiritual. Esta comida no es la misma que Dios le dio a Israel en el desierto; lo que Jesús ofrece aquí es una forma de vivir en Él y Él en nosotros.
Al compartir su cuerpo y sangre a través de la forma de pan y vino en la Eucaristía, existe una relación íntima entre nosotros y el Señor. Esta semana, recemos por todos aquellos que no conocen esta unión cercana o que no pueden ser parte de ella. También recordamos a todos los privados de la Eucaristía debido a la pandemia.

fuente: https://stbeunosoutreach.wordpress.com/2020/06/05/the-most-holy-body-and-blood-of-christ-corpus-christi-year-a-14th-june-2020/

 El Señor hace cosas grandes con nuestra pequeñez, como hizo con los cinco panes. No realiza milagros con acciones espectaculares, no tiene la varita mágica, sino que actúa con gestos humildes. La omnipotencia de Dios es humilde, hecha sólo de amor. Y el amor hace obras grandes con lo pequeño. La Eucaristía nos los enseña: allí está Dios encerrado en un pedacito de pan. Sencillo y esencial, Pan partido y compartido, la Eucaristía que recibimos nos transmite la mentalidad de Dios. Y nos lleva a entregarnos a los demás.

Papa Francisco
Santa Misa Solemnidad de Corpus Christi
23 de junio, 2019

Lectura del libro del Deuteronomio 8, 2-3. 14b-16a
Te dio un alimento que ni tus padres conocían

Moisés habló al pueblo diciendo:
Acuérdate del largo camino que el Señor, tu Dios, te hizo recorrer por el desierto durante esos cuarenta años. Allí él te afligió y te puso a prueba, para conocer el fondo de tu corazón y ver si eres capaz o no de guardar sus mandamientos.  Te afligió y te hizo sentir hambre, pero te dio a comer el maná, ese alimento que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que el hombre no vive solamente de pan, sino de todo lo que sale de la boca del Señor.
No olvides al Señor, tu Dios, que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud, y te condujo por ese inmenso y temible desierto, entre serpientes abrasadoras y escorpiones. No olvides al Señor, tu Dios, que en esa tierra sedienta y sin agua, hizo brotar para ti agua de la roca,  y en el desierto te alimentó con el maná, un alimento que no conocieron tus padres.

Palabra del Señor

Salmo Responsorial 147, 12-15. 19-20
R: ¡Glorifica al Señor, Jerusalén!

 ¡Glorifica al Señor, Jerusalén, 
alaba a tu Dios, Sión!
Él reforzó los cerrojos de tus puertas 
y bendijo a tus hijos dentro de ti. R 

Él asegura la paz en tus fronteras 
y te sacia con lo mejor del trigo. 
Envía su mensaje a la tierra, 
su palabra corre velozmente. R

Revela su palabra a Jacob, 
sus preceptos y mandatos a Israel: 
a ningún otro pueblo trató así 
ni le dio a conocer sus mandamientos. R

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 10, 16-17
Hay un solo pan. Todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo

Hermanos:
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan.

Palabra del Señor

Secuencia – Laude Sion Salvatorem


Glorifica, Sión, a tu Salvador
aclama con himnos y cantos
a tu Jefe y tu Pastos.

Glorifícalo cuanto puedas, 
porque Él está sobre toda alabanza, 
y jamás podrás alabarle lo bastante.

El motivo especial de alabanza
que hoy se nos propone 
es el pan vivo y que da vida.

Es el mismo, no lo dudes, 
que aquel que en la Santa Cena
a los Doce se entregó.

Sea plena la alabanza, armoniosa, 
sea alegre y fervoroso
el gozo del corazón.

Pues celebramos el solemne día 
en que fue instituido 
este divino banquete.
 
En esta mesa del nuevo rey, 
la pascua nueva de la nueva ley 
pone fin a la pascua antigua.
 
Lo nuevo sustituye lo antiguo, 
la verdad ahuyenta las sombras, 
y la luz destierra a las tinieblas.
 
Lo que Jesucristo hizo en la cena, 
nos mandó a hacer 
en memoria suya.
 
Instruidos con sus santos mandatos, 
consagramos el pan y el vino, 
en sacrificio de salvación.

Es dogma que se da a los cristianos, 
que el pan se convierte en carne, 
y el vino en sangre.
 
Lo que no comprendes y no ves, 
una fe viva lo atestigua, 
fuera de todo el orden de la naturaleza.

Cuando se divida el Sacramento, 
no vaciles, sino recuerda 
que Jesucristo tan entero está en cada parte 
como antes en el todo.

No se parte la sustancia, 
solo el signo se fracciona; 
ni el ser ni el tamaño se reducen 
de Cristo presente.

Bajo diversas especias, 
que son signos y no cosas, 
están ocultos los dones más preciados.
 
Su carne es alimento y su sangre bebida; 
mas Cristo está todo entero 
bajo cada especie.
 
Quien lo recibe no lo rompe, 
no lo quebranta ni lo desmembra; 
recíbese todo entero.
 
Recíbelo uno, recíbenlo mil; 
y aquél lo toma tanto como éstos, 
pues no se consume al ser tomado.
 
Es muerte para los malos y vida para los buenos; 
mira cómo un mismo alimento 
produce efectos tan diversos.

He aquí el pan de los ángeles, 
hecho viático nuestro; 
verdadero pan de los hijos, 
no lo echemos a los perros.

Varios signos lo anunciaron: 
Isaac fue sacrificado; 
el cordero pascual, inmolado; 
el maná nutrió a nuestros padres.

Jesús, buen pastor, pan verdadero, 
ten piedad de nosotros: 
apaciéntanos y protégenos; 
haz que veamos los bienes 
en la tierra de los vivientes.

Tú, que todo lo sabes y puedes, 
que nos apacientas aquí siendo aún mortales, 
haznos allí tus comensales, 
coherederos y compañeros 
de los ciudadanos santos.
Amén.


Compuesta por Santo Tomás de Aquino, OP (ca. 1246)

Aleluia Jn 6, 51
«Yo soy el pan vivo bajado del cielo.
El que coma de este pan vivirá eternamente», dice el Señor

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según

Te invitamos a escuchar la reflexión de RezandoVoy, un proyecto de los Jesuitas de España: https://rezandovoy.org/reproductor/oracion/2020-06-14

Escrito por

El lugar de encuentro de los Católicos latinos en Bangkok... de la mano de Cristo y bajo el amparo de María ... celebrando la fe en comunidad desde el 2002 ...

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