«¡Felices son los pobres de espíritu; ¡de ellos es el reino de los cielos!»
Las lecturas de hoy nos dicen lo que necesitamos para seguir a Cristo y llegar a ser más como él. Acertar con nuestras prioridades a los ojos de Dios puede no ser fácil, ni es siempre la forma del mundo, pero traerá felicidad en el reino de Dios.
Al comienzo del Sermón de la Montaña (Evangelio), Jesús enseña las Bienaventuranzas, que se centran en las cualidades que espera que tengan sus discípulos. No son ‘reglas’ como los mandamientos, más bien un mapa de ruta para el discipulado, trazando el camino para seguirlo. Jesús nos está llamando a aprender lo que realmente significa estar ‘alegrarnos y regocijarnos’, solo en él.
Las Bienaventuranzas son una reafirmación de los valores mencionados en la Primera Lectura. El Señor protegerá a los que viven vidas honestas y justas: personas íntegras y humildes.
El salmista canta sobre la fidelidad y la bondad del Señor, alabando a Dios por su cuidado de «los oprimidos»: los hambrientos, los encarcelados, los ciegos y los extranjeros.
San Pablo recuerda a los Corintios (Segunda Lectura) por qué han sido elegidos por Dios. Su don de la fe se debe enteramente a la generosidad de Dios: en Dios han encontrado sabiduría, santidad y libertad.
Esta semana, oremos para reconocer todas las bendiciones que el Señor nos ha dado, para que podamos caminar más cerca de Jesús en su obra, así como él camina con nosotros en nuestras vidas. Seguimos recordando a los que sufren en la guerra, en el conflicto en Ucrania y por la paz en el mundo.
Es difícil no ser tocado por estas palabras de Jesús, y es justo el deseo de entenderlas y de acogerlas cada vez más plenamente. Las bienaventuranzas contienen la “carta de identidad” del cristiano ―es nuestro carnet de identidad―, porque dibujan el rostro de Jesús, su forma de vida.
papa francisco
…. Dios, para entregarse a nosotros, elige a menudo caminos impensables, tal vez los de nuestros límites, los de nuestras lágrimas, los de nuestras derrotas. Es la alegría pascual, de la que hablan nuestros hermanos orientales, la que tiene los estigmas pero está viva, ha atravesado la muerte y ha experimentado la potencia de Dios. Las bienaventuranzas te llevan a la alegría, siempre; son el camino para alcanzar la alegría.
introducción a la catequesis sobre las bienaventuranzas
29 de enero 2020
Lectura de la profecía de Sofonías 2, 3; 3, 12-13
Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde
Busquen al Señor, ustedes, todos los humildes de la tierra, los que ponen en práctica sus decretos.
Busquen la justicia, busquen la humildad, tal vez así estarán protegidos en el Día de la ira del Señor.
Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor .
El resto de Israel no cometerá injusticias ni hablará falsamente; y no se encontrarán en su boca palabras engañosas.
Ellos pacerán y descansarán sin que nadie los perturbe.
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 145, 7-10
R: Felices los que tienen alma de pobre
El Señor mantiene su fidelidad para siempre,
hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos. R
El Señor abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados.
El Señor ama a los justos.
El Señor protege a los extranjeros. R
Sustenta al huérfano y a la viuda;
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones. R
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 1, 26-31
Tengan en cuenta quienes son los llamados
Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles.
Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale. Así, nadie podrá gloriarse delante de Dios.
Por Él, ustedes están unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se convirtió para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención, a fin de que, como está escrito: «El que se gloría, que se gloríe en el Señor».
Palabra del Señor
Aleluya Mt 5, 12a
Alégrense y regocíjense,
porque tendrán una gran recompensa en el cielo.
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 4, 25 – 5, 12
Felices los que tienen alma de pobres
Gloria a Ti, Señor
Seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a Él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo.»
Como todos los Domingo, te acercamos la reflexión de RezandoVoy.org, un proyecto de los Jesuitas de España: https://www.rezandovoy.org/reproductor/2023-01-29
~ Creciendo en la Fe ~
Notas sobre las lecturas de esta semana
Primera Lectura ~ So 2, 3; 3, 12-13
El profeta Sofonías vivió en una época (c. 600 a. C.) cuando la gente de Jerusalén y Judea se recuperaban de los asirios: eran gobernadas por reyes débiles que adoraban ídolos. La mayoría siguió a su rey, y la corrupción era moneda corriente. La gente común tenía que pagar fuertes impuestos.
Sofonías aquí se dirige a los «humildes de la tierra», los Anawim. Ellos no eran tanto materialmente pobres como buscando servir y obedecer a Dios en humildad.
Según Isaías, es a tales personas que el Mesías sería enviado (ver Isaías 61, 1 ss). Los Anawim se aferran a sus creencias, a pesar de sus problemas, y resisten la tentación de adorar otros dioses. En su misericordia, Dios los protegerá. Ellos ‘encontrarán refugio en el día de la ira del Señor’, y él se asegurará forman el “remanente” fiel que salvaguardará la supervivencia de Israel.
Ellos son el grupo de personas que Jesús llama ‘Bienaventurados’ en sus Bienaventuranzas (ver el Evangelio de hoy). El último verso es una descripción poética usando imágenes comunes (comparar Isaías 14, 30 o 17, 2) para describir la paz. Este remanente virtuoso vivirá en paz y prosperidad.
Evangelio ~ Mt 5, 1-12
El Sermón de la Montaña
El Sermón de la Montaña es el primero de los cinco discursos que son una parte central del Evangelio de Mateo. El comienzo del Sermón, que ahora conocemos como ‘Las Bienaventuranzas”, resume los valores del Reino de Dios. Mateo tiene nueve Bienaventuranzas, en contraste con las cuatro del “Sermón del llano» (Lucas 6: 20-22), aunque Lucas tiene un énfasis bastante diferente. Mateo aquí se centra en las cualidades espirituales de todos los que entran en el Reino, y las recompensas de verdadero discipulado, sugerido en la segunda parte de cada versículo.
Jesús se sienta a enseñar
Este es un detalle significativo: cuando un rabino judío estaba enseñando oficialmente, se sentaba. Cuándo Mateo usa la palabra ‘enseñando’, usa un particular tiempo pasado que en griego significa que la enseñanza de Jesús se repetía y era habitual. El Sermón de la Montaña no fue uno sermón, sino la esencia de todo lo que Jesús enseñó a lo largo de su ministerio.
Las bienaventuranzas
La palabra bienaventuranza proviene del latín beatus, que significa bendito o feliz. Esto viene del griego makarios, que describe especialmente a los dioses. Así hay un gozo divino en la gente que Mateo describe. Es algo que ya tienen, en lugar de algo que esperan lograr en el futuro. En efecto, Jesús está diciendo que hay una gran alegría en vivir los valores del Reino, valores que el mundo encuentra difícil de aceptar y comprender. Mateo estaba escribiendo para una audiencia judeo-cristiana donde aquellos en su comunidad vivía por edictos y reglas de la Ley judía. Las bienaventuranzas apuntan a la conciencia de necesidad espiritual, humildad, vida pacífica, vida moral y compasión como las claves para felicidad. Sobre todo, las Bienaventuranzas de Mateo ven el testimonio cristiano como el núcleo de una vida feliz.