Felices los que confían en el Señor
El tema de las lecturas de este domingo se puede resumir en dos palabras: felicidad y confianza. El buscar la felicidad siempre ha estado en el centro de las preocupaciones de las personas.
En la primera lectura, Jeremías le dice a su audiencia que deben hacer una elección clara: o confían solo en las personas o solo en Dios. Con impactantes imágenes de la naturaleza, Jeremías contrasta páramos secos y salvajes con un frondoso árbol que crece junto al agua.
Usando imágenes similares, el Salmo hace el mismo punto: confiar en el Señor traerá felicidad. El mismo comienza con una ‘bienaventuranza’ que también está en el centro del Evangelio, leído este año en la versión de Lucas. Las Bienaventuranzas de Lucas son más cortas que las del Evangelio de Mateo, y también incluyen advertencias para aquellos que han tomado las decisiones equivocadas: «Ay de ustedes…»
Para Pablo, en la segunda lectura, la resurrección de Cristo es la fuente de nuestra esperanza y felicidad. Si Él no hubiera resucitado, continuaríamos siendo las personas más desafortunados.
Nuestra oración de esta semana bien puede centrarse en las elecciones que hemos hecho, las hacemos y las haremos, mientras tratamos de encontrar la felicidad, no solo para nosotros, sino también para quienes nos rodean y para el mundo en general. Quizá, también, podamos pedir al Señor que aumente nuestra confianza en Él.

«El amor no mira si uno tiene la cara poco agraciada o la cara hermosa: ¡ama! Y Jesús hace lo mismo: ama y elige con amor. Y elige a todos». En su «lista» no hay personas importantes «según los criterios del mundo: hay gente común». El único elemento que los caracteriza a todos es que «son pecadores. Jesús eligió a los pecadores. Elige a los pecadores.»
Papa Francisco
Homilía, Capilla de Santa Marta
9 de septiembre, 2014
Lectura del libro de Jeremías 17, 5-8
Maldito el que confía en el hombre. Bendito el que confía en el Señor
Así habla el Señor:
¡Maldito el hombre que confía en el hombre
y busca su apoyo en la carne,
mientras su corazón se aparta del Señor!
El es como un matorral en la estepa
que no ve llegar la felicidad;
habita en la aridez del desierto,
en una tierra salobre e inhóspita.
¡Bendito el hombre que confía en el Señor
y en Él tiene puesta su confianza!
Él es como un árbol plantado al borde de las aguas,
que extiende sus raíces hacia la corriente;
no teme cuando llega el calor
y su follaje se mantiene frondoso;
no se inquieta en un año de sequía
y nunca deja de dar fruto.
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 1, 1-4. 6
R: ¡Feliz el que pone en el Señor su confianza!
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche! R
Él es como un árbol plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien. R
No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal. R
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 15, 12. 16-20
Si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil
Hermanos:
Si se anuncia que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo algunos de ustedes afirman que los muertos no resucitan?
Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil y sus pecados no han sido perdonados. En consecuencia, los que murieron con la fe en Cristo han perecido para siempre. Si nosotros hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solamente para esta vida, seríamos los hombres más dignos de lástima.
Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos.
Palabra del Señor
Aleluya Lc 6, 23ab
¡Alegrénse y llénense de gozo en ese día,
porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo!
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 12-13. 17. 20-26
Felices ustedes los pobres. Ay de ustedes los ricos
Jesús se retiró a una montaña a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus dis- cípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles.
Al bajar con éstos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón. Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo:
«¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados!
¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!»
Los invitamos, como cada Domingo, a escuchar la reflexión de RezandoVoy.org, un proyecto de los Jesuitas de España: https://www.rezandovoy.org/reproductor/2022-02-13
~ Creciendo en la Fe ~
Notas acerca de las lecturas de esta semana
Salmo ~ 1
Los académicos creen que este salmo, colocado al principio del Salterio, se agregó más tarde a manera de introducción. Su propósito no es legalista; más bien pretende mostrar que los salmos son un camino hacia la felicidad. El mismo muestra a la comunidad la espera y la promesa si siguen la ley del Señor en todo momento. Para la audiencia original, esto significaba seguir los primeros cinco libros de la Biblia (el Pentateuco o Torá), libros de enseñanza e instrucción.
Sin embargo, la felicidad no se trata solo de seguir un estricto conjunto de reglas; es más bien el resultado de un cierto estilo de vida. Se pueden seguir dos caminos, uno que lleva a la felicidad u otro que conduce a la destrucción.
El salmista usa las llamativas imágenes de un árbol creciendo en condiciones óptimas, cerca del agua – esto hablaba particularmente a un pueblo que vivía en un ambiente árido – o de ser paja arrastrado por el viento. Esto también es una imagen familiar a una sociedad agrícola. De hecho, ambas imágenes se usan a menudo en las Escrituras. La imagen del árbol, por ejemplo, aparece en el Salmo 127 (128) y la paja en Lucas 3, 17.
El salmista no condena acciones, sino que se centra en un crescendo de malas actitudes, que culminan en estar en compañía de los escarnecedores, es decir, los que ridiculizan el camino de Dios.
Podríamos pensar que la vida no está tan claramente dividida en blanco y negro, y que hay muchas áreas grises, pero las Escrituras son aficionadas a estos claros contrastes – comparar la casa construida sobre roca o arena (Mateo 7, 24–27) o las ovejas y las cabras (Mateo 25, 3).
La respuesta al salmo (‘Felices los que han puesto su confianza en el Señor’) está tomado del Salmo 39 (40), y por supuesto es fácil ver el paralelo con el Evangelio de este domingo, donde escuchamos la versión de Lucas de las Bienaventuranzas. Estos contrastan a los que caminan con el Señor con aquellos elijen no hacerlo.
Evangelio ~ Lucas 6, 17. 20-26
Esta semana y durante los próximos dos domingos, escuchamos extractos del ‘Sermón en la Llanura’ del Evangelio de san Lucas. Se llama así en contraste con el ‘Sermón sde la Montaña’ en el Evangelio de san Mateo.
La versión de Lucas de las Bienaventuranzas no sólo son más cortas que las de Mateo, sino que también incluyen una segunda sección con opuestos a las Bienaventuranzas, los ‘Alas…’ o ‘Ays’.
Jesús se detuvo en una llanura
Así como Moisés bajó del monte para hablar al pueblo acerca de la Ley, Lucas retrata a Jesús en lo alto de un monte cuando ora, pero bajando al ‘terreno nivelado’ para conectarse con el gran número de personas que lo siguen.
Gente de todas partes de Judea y Jerusalén y de … Tiro y Sidón
Además de los discípulos, Jesús se dirige a dos grupos diferentes de personas: judíos de Judea y de Jerusalén, y gentiles de Tiro y de Sidón, área poblada al noroeste y sur de Galilea, formando el actual sur de Líbano. Lucas muestra aquí la universalidad del llamado de Jesús.
‘Felices’ versus ‘Ay’
Las cuatro Bienaventuranzas son paralelas a las cuatro ‘Advertencias’:
- ser pobre/ser rico,
- tener hambre/ser saciado,
- estar triste/reir y
- ser perseguido/ser popular
Jesús pone de cabeza los valores sociales. En aquel tiempo, como hoy en día, la sociedad valoraba más a los ricos que a los pobres. Es interesante notar que Lucas escribía su relato, originalmente, para una persona rica y muy respetada, su excelencia Teófilo (Lucas 1, 4).
La Cuarta Bienaventuranza
Lucas describe aquí el proceso tradicional de exclusión y excomunión de una sinagoga: exclusión física, insultos públicos y la deshonra social de tener el nombre tachado del registro oficial. Leemos un ejemplo de esto hace dos semanas (cuarto domingo del tiempo ordinario, Lucas 4, 21–30).
Ricos y pobres
Estas no son sólo condiciones materiales ya que, también, pueden aplicarse al estado de nuestra espiritualidad. Mateo aclara esto llamando a las personas «pobres de espíritu». Ser pobre también es estar dispuesto a sacrificar todo (bienes materiales, risas, reputación) por el bien del Reino, “a causa del Hijo del Hombre”. Ser rico es actuar de manera presumida y no darse cuenta de las necesidades de los otros. (ver Lucas 12, 16–21, el rico insensato; o 16, 19–26, el hombre rico y Lázaro.) El enfoque debe estar en usar lo que poseemos para el bien común.