Lecturas del Domingo III del Tiempo de Adviento (Ciclo C)

El Señor está muy cerca: ¡Regocíjense!

Este tercer domingo de Adviento a menudo se llama «Domingo de Gaudete» por la primera palabra de la Antífona de entrada en latín: «¡Gaudete!», es decir, «¡Regocíjense!»
Es como si, como niños pequeños, apenas pudiéramos esperar para celebrar la maravilla y la alegría de la Navidad, la venida de Cristo Jesús a nuestro mundo. De hecho, nos regocijamos ahora porque él ya está aquí en medio de nosotros. Vemos que Dios se regocija en nosotros, su pueblo, renovándonos con su amor (primera lectura).
Quizás queramos orar usando las palabras del Salmo: «El Señor es mi fuerza, mi protección, Él fue mi salvador». «¡Den gracias al Señor, alaben su nombre!». «¡Alaba y grita de alegría!»
San Pablo (segunda lectura) nos anima a tener confianza en Dios, a ser felices en el Señor. No debemos preocuparnos, porque si hay algo que necesitamos, se lo podemos pedir a Dios. El Señor nos dará una paz en el corazón y la mente que es mucho mayor de lo que podemos captar o comprender, manteniéndonos seguros en Cristo Jesús.
En el Evangelio, la gente se acerca a Juan el Bautista para preguntarle: «¿Qué debemos hacer?» para prepararse para la venida de Cristo. La respuesta no es la misma para todos, pero a todos se les pide que la compartan con quienes tienen menos que ellos mismos.
Quizás le preguntemos al Señor: ¿Qué debemos hacer para prepararnos para tu venida esta Navidad? (*)

En una aldea perdida de Galilea, en el corazón de una joven mujer desconocida para el mundo, Dios enciende la chispa de la felicidad para todo el mundo. Y hoy el mismo anuncio va dirigido a la Iglesia, llamada a acoger el Evangelio para que se convierta en carne, vida concreta. Dice a la Iglesia, a todos nosotros: «Alégrate, pequeña comunidad cristiana, pobre y humilde aunque hermosa a mis ojos porque deseas ardientemente mi Reino, tienes sed de justicia, tejes con paciencia tramas de paz, no sigues a los poderosos de turno, sino que permaneces fielmente al lado de los pobres. Y así no tienes miedo de nada sino que tu corazón está en el gozo». Si nosotros vivimos así, en la presencia del Señor, nuestro corazón siempre estará en la alegría. La alegría «de alto nivel», cuando está, es plena, y la alegría humilde de todos los días, es decir, la paz. La paz es la alegría más pequeña, pero es alegría.

papa francisco
ángelus, 16 de diciembre 2018

Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-18a
Eres la alegría del Señor

¡Grita de alegría, hija de Sión!
¡Aclama, Israel!
¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén!
El Señor ha retirado las sentencias
que pesaban sobre ti
y ha expulsado a tus enemigos.
El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti:
ya no temerás ningún mal.
Aquel día, se dirá a Jerusalén:
¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos!
¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti,
es un guerrero victorioso!
El exulta de alegría a causa de ti,
te renueva con su amor
y lanza por ti gritos de alegría,
como en los días de fiesta.

Palabra del Señor

Salmo Responsorial Is 12, 2-6
R: ¡Aclamemos al Señor con alegría!

Este es el Dios de mi salvación:
yo tengo confianza y no temo,
porque el Señor es mi fuerza y mi protección;
él fue mi salvación. R

Ustedes sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación.
Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
anuncien entre los pueblos sus proezas,
proclamen qué sublime es su Nombre. R

Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso:
¡que sea conocido en toda la tierra!
¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión,
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel! R

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos 4, 4-7
El Señor está cerca

Hermanos:
Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense. Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios.
Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.

Palabra del Señor

Aleluya Is 61, 1
El Espíritu del Señor está sobre mí;
Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres.

✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 3, 2b-3. 10-18
¿Qué debemos hacer?

Dios dirigió su palabra a Juan Bautista, el hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Éste comenzó a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. La gente le preguntaba:
«¿Qué debemos hacer entonces?»
El les respondía:
«El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto.»
Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron:
«Maestro, ¿qué debemos hacer?»
El les respondió:
«No exijan más de lo estipulado.»
A su vez, unos soldados le preguntaron: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?»
Juan les respondió:
«No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo.»
Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo:
«Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible.»
Y por medio de muchas otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Noticia.

Los invitamos a escuchar la reflexión de RezandoVoy.org, un proyecto de los Jesuitas de España, para este Domingo: https://www.rezandovoy.org/reproductor/2021-12-12

~ Creciendo en la Fe ~
Notas acerca de las lecturas de esta semana

El tercer domingo de Adviento se conoce como «Domingo de Gaudete», a partir de la primera palabra de la antífona de entrada de la Misa: «¡Regocíjate …!» (Fil. 4: 4.5).
La tercera vela de la corona de Adviento es rosa (no el púrpura habitual) y simboliza la alegría en el venida de Cristo. Esta misma alegría también es particularmente evidente hoy en la primera lectura (Sof 3, 14-18) el Salmo, así como en el pasaje de Filipenses (4, 4-7).

Segunda Lectura ~ Filipenses 4, 4-7

El pasaje de esta semana viene del final de la carta de Pablo a los Filipenses. Es una exhortación final, no hay amargura en este hombre encarcelado. Al contrario, haciéndose eco del comienzo de su carta que oramos el domingo pasado (Filipenses 1, 3), Pablo quiere que estos nuevos cristianos se regocijen, o como en la traducción de Jerusalén que escuchamos en la Eucaristía, ‘sean felices’ en el Señor. Es esta alegría, esta felicidad, lo que evita que Pablo se desespere y quiere que los filipenses sean también felices ‘en el Señor‘.
El apóstol da una razón simple: el Señor está cerca. En la mente de Pablo, es probable que se refería a la Segunda Venida pero, como cristianos contemporáneos, también podemos leerlo en el sentido de una proximidad cercana en nuestros corazones, siempre trayendo consuelo, animándonos y fortaleciéndonos.
Pablo da consejos prácticos sobre la mejor manera de vivir una vida centrada en Cristo, resumiendo lo que dijo anteriormente. Los filipenses deben orar en gratitud, pedir ‘cualquier cosa’ que necesiten – orar se refiere a todas las áreas de nuestra vida.
La paz de Dios que se les promete a los filipenses es mayor que lo que la mente humana puede entender, capaz de lograr más de lo que podemos preguntar o imaginar. (Efesios 3,20)
Usando palabras que reflejan sus circunstancias en prisión, Pablo asegura a los filipenses que la paz de Dios ‘guardará [sus] corazones y [sus] pensamientos ‘.

Evangelio ~ Lucas 3, 10-18

El evangelio de hoy continúa la historia de Juan el Bautista. Juan, quien es reconocido como un eficaz predicador, entrega su mensaje a la gente en un manera directa y severa. Antes de estas palabras, había llamado a las multitudes un «linaje de víboras» (v.8), asegurándoles que su linaje judío no los salvaría de sus maldades, pero que el arrepentimiento y una nueva forma de la vida eran necesarias. Su severo mensaje puede no haber, inmediatamente, apelado a su oyentes como «buenas noticias».

«Maestro, ¿qué debemos hacer?»
Mucha gente le hizo esta pregunta a Juan. En respuesta, destacó la forma en que debían tratar a los demás, si sus vidas darían «buenos frutos» (v. 9). Sobre todo lo demás, debían tener conciencia social, actuando siempre con justicia y compartiendo lo que tenían con los necesitados.

Comenzaban a pensar que Juan podría ser el Cristo.
No había habido profeta durante unos 400 años. La repentina aparición de Juan, su austeridad, su forma de hablar, les llevó a pensar que él era el Mesías. Juan rápidamente negó esto, dejando en claro que su posición era menos que un servidor.

Él los bautizará con en Espíritu Santo y con fuego.
El bautismo con agua que dio Juan fue un símbolo del arrepentimiento interior. El bautismo que Jesús daría sería con el Espíritu Santo y fuego, un imagen que Juan reconocería como una fuerza purificadora.

La horquilla para limpiar está en su mano
Juan pintó un cuadro de juicio, pero uno que aquellos contemporáneos que vivían de acuerdo a lo que el predicaba, no habrían de temer. La horquilla para limpiar era un gran pala de madera, que fue utilizada para arrojar granos al aire. El grano pesado caía a la tierra y el viento volaba la paja. (*)

fuente: (*) https://stbeunosoutreach.wordpress.com/

Para rezar en familia

En Adviento, acostumbrémonos a decir, por ejemplo: «Ven, Señor Jesús». Solo eso, pero decirle: “Ven, Señor Jesús”. Este tiempo de preparación para Navidad es hermoso: pensemos en el pesebre, pensemos en la Navidad, y digamos con el corazón: “Ven, Señor Jesús, ven”. Repitamos esta oración a lo largo del día yel ánimo permanecerá vigilante. “Ven, Señor Jesús”: es una oración que podemos repetirla tres veces, todos juntos. “Ven, Señor Jesús”, “Ven, Señor Jesús”, “Ven, Señor Jesús”.

Papa Francisco
Ángelus, 28 de noviembre 2021

Escrito por

El lugar de encuentro de los Católicos latinos en Bangkok... de la mano de Cristo y bajo el amparo de María ... celebrando la fe en comunidad desde el 2002 ...

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