En medio de la alegría y exuberancia de la Pascua, las lecturas de este domingo nos permiten considerar nuestro pecado, nuestras dudas y debilidad. Esto no es para agobiarnos, sino para traernos paz y animarnos a vivir la nueva vida que se nos ha ganado.
En la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles, Pedro es amable con los responsables de la muerte del «Príncipe de la vida». Ahora deben volverse a Dios.
El Salmo es tanto un grito de ayuda como un canto de esperanza y confianza.
Juan, en la segunda lectura, habla de Cristo como nuestro Abogado ante el Padre. No solo quita nuestros pecados, sino que nos llena del amor de Dios.
Jesús se aparece a sus discípulos que dudan en el Evangelio. Los tranquiliza invitándolos a tocarlo y comiendo con ellos, antes de aumentar su comprensión e insinuar su misión.
Continuemos nuestro camino cuaresmal esta semana, fortalecidos por el don de la paz de Cristo y conscientes de ser sus testigos, aunque, a veces, estemos confundidos y dudosos.
fuente: https://stbeunosoutreach.wordpress.com/2021/04/09/third-sunday-of-easter-year-b-18th-april-2021/
Nosotros somos temerosos de la alegría, y Jesús con su Resurrección nos brinda la alegría; la alegría de ser cristianos; la alegría de seguirlo de cerca; la alegría de tomar el camino de las Bienaventuranzas; la alegría de estar con Él.
Papa Francisco
16 de abril 2019
Lecturas de los Hechos de los Apóstoles 3, 13-15. 17-19
Ustedes mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos
Pedro dijo al pueblo:
«El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, glorificó a su servidor Jesús, a quien ustedes entregaron, renegando de Él delante de Pilato, cuando este había resuelto ponerlo en libertad. Ustedes renegaron del Santo y del Justo, y pidiendo como una gracia la liberación de un homicida, mataron al autor de la vida. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes obraron por ignorancia, lo mismo que sus jefes. Pero así, Dios cumplió lo que había anunciado por medio de todos los profetas: que su Mesías debía padecer.
Por lo tanto, hagan penitencia y conviértanse, para que sus pecados sean perdonados.»
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 4, 2. 4. 7. 9
R: Muéstranos, Señor, la luz de tu rostro
Respóndeme cuando te invoco, Dios, mi defensor,
tú, que en la angustia me diste un desahogo:
ten piedad de mí
y escucha mi oración. R
Sepan que el Señor hizo maravillas por su amigo:
Él me escucha siempre que lo invoco.
Hay muchos que preguntan: «¿Quién nos mostrará la felicidad,
si la luz de tu rostro, Señor,
se ha alejado de nosotros?» R
Me acuesto en paz
y en seguida me duermo,
porque sólo Tú, Señor,
aseguras mi descanso. R
Lectura de la primera carta de san Juan 2, 1-5a
Él es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados y por los del mundo entero
Hijos míos,
les he escrito estas cosas para que no pequen.
Pero si alguno peca,
tenemos un defensor ante el Padre:
Jesucristo, el Justo.
Él es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados,
y no sólo por los nuestros,
sino también por los del mundo entero.
La señal de que lo conocemos,
es que cumplimos sus mandamientos.
Él que dice:
«Yo lo conozco»,
y no cumple sus mandamientos,
es un mentiroso,
y la verdad no está en él.
Pero en aquel que cumple su palabra,
el amor de Dios
ha llegado verdaderamente a su plenitud.
Palabra del Señor
Aleluya Cf. Lc 24, 32
Señor Jesús, explícanos las Escrituras.
Haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 24, 35-48
El Mesías debía sufrir, y resucitar de entre los muertos al tercer día
Los discípulos, que retornaron de Emaús a Jerusalén, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: «La paz esté con ustedes.»
Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: «¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo.»
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer.
Pero Jesús les preguntó: «¿Tienen aquí algo para comer?» Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; Èl lo tomó y lo comió delante de todos.
Después les dijo: «Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.»
Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos altercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto.»
Los invitamos a escuchar la reflexión de RezandoVoy, un proyecto de los Jesuitas de España, para este Domingo: https://rezandovoy.org/reproductor/oracion/2021-04-18