Lecturas del Domingo III de Cuaresma (B)

El poder y la sabiduría del Cristo crucificado

Hoy, nos dedicamos de nuevo a guardar los mandamientos de Dios, mientras celebramos el misterio de Su amor por nosotros, reflejado a través de la sabiduría y el poder de Cristo.

Habiendo rescatado a su pueblo de la esclavitud, Dios les da los Diez Mandamientos. Estos ofrecen orientación para la liberación y la vida recta, en lugar de la opresión y la carga (Primera lectura).

Sin embargo, el Evangelio indica que muchos no se han mantenido fieles a los mandamientos de Dios. En su codicia, han convertido la casa de Dios en un mercado. Cuando Jesús expulsa a los compradores y vendedores, se nos recuerda que la salvación vendrá a través de la muerte y resurrección de Cristo, el verdadero templo de la Divinidad.

El Salmo es un himno a las cualidades vivificantes de la Ley de Dios. Muestra los preceptos y mandamientos del mismo Dios: la propia esencia de Dios.

Pablo reflexiona sobre la muerte de Jesús, que muchos interpretan como un signo de debilidad o necedad. Pero de hecho es una demostración al mundo del poder y la sabiduría de Dios. (Segunda lectura).

Esta semana, oramos para escuchar la Palabra de Dios de nuevo en nuestro propio ser. Mientras tratamos de ofrecer a la Palabra hospitalidad y espacio para que eche raíces en nosotros, le pedimos al salmista que reviva el alma. También oramos por la libertad de nuestros hermanos y hermanas en todo el mundo que son víctimas de la esclavitud moderna.

fuente: https://stbeunosoutreach.files.wordpress.com/2021/01/prego-lent-3-year-b-2021.pdf

La actitud de Jesús contada en la actual página evangélica, nos exhorta a vivir nuestra vida no en la búsqueda de nuestras ventajas e intereses, sino por la gloria de Dios que es el amor. Somos llamados a tener siempre presentes esas palabras fuertes de Jesús: «No hagan de la Casa de mi Padre una casa de mercado» (v. 16). Es muy feo cuando la Iglesia se desliza hacia esta actitud de hacer de la casa de Dios un mercado. Estas palabras nos ayudan a rechazar el peligro de hacer también de nuestra alma, que es la casa de Dios, un lugar de mercado que viva en la continua búsqueda de nuestro interés en vez de en el amor generoso y solidario. Esta enseñanza de Jesús es siempre actual, no solamente para las comunidades eclesiales, sino también para los individuos, para las comunidades civiles y para toda la sociedad.

Papa Francisco
Ángelus, 4 de marzo 2018

Lectura del libro del Éxodo 20, 1-17
La Ley fue dada por medio de Moisés

Dios pronunció estas palabras: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud. No tendrás otros dioses delante de mí.  
No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas.  
No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto; porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen;  y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos.  
No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano.  
Acuérdate del día sábado para santificarlo.  Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas;  pero el séptimo es día de descanso en honor del Señor, tu Dios. En él no harán ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que reside en tus ciudades.  Porque en seis días el Señor hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, pero el séptimo día descansó. Por eso el Señor bendijo el día sábado y lo declaró santo.  
Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da.  
No matarás.  
No cometerás adulterio. 
No robarás.  
No darás falso testimonio contra tu prójimo.  
No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni ninguna otra cosa que le pertenezca».

Palabra del Señor

Salmo Responsorial 18, 8-11
R: Señor, tu tienes palabra de Vida eterna

La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma; 
el testimonio del Señor es verdadero, 
da sabiduría al simple. R

Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón; 
los mandamientos del Señor son claros, 
iluminan los ojos. 

La palabra del Señor es pura, 
permanece para siempre; 
los juicios del Señor son la verdad, 
enteramente justos.  R

Son más atrayentes que el oro, 
que el oro más fino; 
más dulces que la miel, 
más que el jugo del panal. R

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 1, 22-25
Nosotros predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los hombres, pero sabiduría de Dios para los llamados

Hermanos:
Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría,  nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos,  pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados, tanto judíos como griegos.  Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres.

Palabra del Señor

Aclamación Jn 3, 16
Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único,
para que todo el que crea en Él tenga Vida eterna.

✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 2, 13-25
Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar

Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén  y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas.  Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas  y dijo a los vendedores de palomas: «Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio».  
Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura:  
«El celo por tu Casa me consumirá».
Entonces los judíos le preguntaron: «¿Qué signo nos das para obrar así?».  Jesús les respondió: «Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar».  
Los judíos le dijeron: «Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».  Pero él se refería al templo de su cuerpo.  
Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.  
Mientras estaba en Jerusalén, durante la fiesta de Pascua, muchos creyeron en su Nombre al ver los signos que realizaba. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos  y no necesitaba que lo informaran acerca de nadie: él sabía lo que hay en el interior del hombre.

Como cada Domingo, les compartimos la reflexión de RezandoVoy.org, un proyecto de los Jesuitas de España: https://rezandovoy.org/reproductor/oracion/2021-03-07

Escrito por

El lugar de encuentro de los Católicos latinos en Bangkok... de la mano de Cristo y bajo el amparo de María ... celebrando la fe en comunidad desde el 2002 ...

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