Lecturas del Domingo IV del tiempo de Adviento (B)

«Soy la esclava del Señor»

Mientras esperamos la Navidad, acercándose rápidamente, las lecturas de hoy hablan de los planes de Dios: para la Casa de David … para María … y para nosotros.

En la primera lectura, David decide construir una casa para Dios, pero Dios, que ha viajado con su pueblo a través de todos sus altibajos, tiene planes diferentes. Hablando a través del profeta Natán, Dios promete construir una casa para el pueblo de Israel, estableciendo a David como jefe de la dinastía y proporcionando seguridad a su pueblo para las generaciones venideras.
El mismo Jesús eventualmente surgirá de esta Casa de David, que continuará hasta el fin de los tiempos.

Escuchamos el nombre de Jesús pronunciado al comienzo del Evangelio, donde Lucas describe cómo el ángel llega a María con buenas noticias. Gabriel habla del plan de Dios: por María, una virgen, nacerá el hijo de Dios; un sucesor de la Casa de David, cuyo reinado nunca terminará. María muestra su fe y confianza en Dios respondiendo con un sí incondicional.

El salmista comienza expresando su gozo en el amor y el apoyo eternos de Dios, luego habla del amor fiel y perdurable de Dios. Se hace eco de la promesa que Dios le hace a David (primera lectura).

San Pablo alaba a Dios, cuyo plan, oculto durante tanto tiempo, se ha revelado ahora en Jesús. A través del nacimiento, muerte y resurrección de Jesús, se nos ofrece la salvación. Pablo nos urge a compartir esta noticia con tantos como sea posible (segunda lectura)

Quizás podamos orar esta semana, especialmente en estos tiempos tan poco usuales, para estar siempre conscientes de la presencia fiel y el amor de Dios; pedimos las gracias de humildad, confianza y apertura a Dios que vemos expresar a la propia María.

La Anunciación de Henry Ossawa Tanner

El pasaje del Evangelio de Lucas que hemos escuchado nos relata el momento decisivo de la historia, el más revolucionario. Es una situación convulsa, todo cambia, la historia se invierte. Es difícil predicar sobre este pasaje. Y cuando en Navidad o en el día de la Anunciación profesamos la fe para decir este misterio nos arrodillamos. Es el momento en que todo cambia, todo, desde la raíz. Litúrgicamente hoy es el día de la raíz. La Antífona que hoy marca el sentido es la raíz de Jesé, “de la que nacerá un brote”. Dios se agacha, Dios entra en la historia y lo hace con su estilo original: una sorpresa. El Dios de las sorpresas nos sorprende una vez más.

Papa Francisco,
Homilía Casa Santa Marta, 20 de diciembre 2018


Lectura del segundo libro de Samuel 7, 1-5. 8b-12. 14a. 16
El reino de David durará eternamente delante del Señor

Cuando David se estableció en su cada y el Señor le dio paz librándolo de todos los enemigos de alrededor, el rey dijo al profeta Natán:
«¿Mira yo habito en una casa de cedro, mientras el arca de Dios está en una tienda de campaña?»
Natán le respondió al rey:
«Ve a hacer todo lo que tienes pensado, porque el Señor está contigo».
Pero aquella misma noche, la palabra el Señor llegó a Natán en estos términos:
«Ve a decirle a mi servidor David: Así habla el Señor: ¿Eres tú el que me va a edificar una casa, para que Yo la habite?
Yo te saqué del campo de pastoreo, de detrás del rebaño, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel. Estuve contigo dondequiera que fuiste y exterminé a todos tus enemigos de ante de ti. Yo haré que tu nombre sea tan grande como el de los grandes de la tierra.
Fijaré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que tenga allí su morada. Ya no será perturbado, ni los malhechores seguirán oprimiéndolo como lo hacían antes, desde el día en que establecí Jueces sobre mi pueblo Israel. Yo te he dado paz, librándote de todos tus enemigos. Y el Señor te ha anunciado que él mismo te hará una casa.
Sí, cuando hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar con tus padres, yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que saldrá de tus entrañas, y afianzaré su realeza. Seré un padre para él, y él será para mí un hijo.
Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y tu trono será estable para siempre.»

Palabra del Señor

Salmo Responsorial 88, 2-5. 27. 29
R: Cantaré eternamente el amor del Señor

Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones. 
Porque tú has dicho: «Mi amor se mantendrá eternamente, 
mi fidelidad está afianzada en el cielo». R

Yo sellé una alianza con mi elegido, 
hice este juramento a David, mi servidor: 
«Estableceré tu descendencia para siempre, 
mantendré tu trono por todas las generaciones’”». R

Él me dirá: ‘«Tú eres mi padre, 
mi Dios, mi Roca salvadora’».
Le aseguraré mi amor eternamente, 
y mi alianza será estable para él. R

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 16, 25-27
El misterio guardado en secreto desde la eternidad ahora se ha manifestado

Hermanos:
¡Gloria a Dios,
que tiene el poder de afianzarlos, 
según la Buena Noticia que yo anuncio, 
proclamando a Jesucristo,
y revelando un misterio que fue 
guardado en secreto desde la eternidad
y que ahora se ha manifestado! 
Este es el misterio 
que, por medio de los escritos proféticos
y según el designio del Dios eterno, 
fue dado a conocer a todas las naciones 
para llevarlas a la obediencia de la fe. 
¡A Dios, el único sabio, 
por Jesucristo, 
sea la gloria eternamente! Amén. 

Palabra del Señor

Aleluya Lc 1, 38
Yo soy la servidora del Señor
que se haga en mí según su Palabra

✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 26-38
Concebirás y darás a luz un hijo

El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,  a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. 
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo:
«¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». 
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.  Pero el Ángel le dijo:
«No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,  reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». 
María dijo al Ángel:
«¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?».  
El Ángel le respondió:
«El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios». 
María dijo entonces:
«Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho».
Y el Ángel se alejó.

Les compartimos la reflexión del RezandoVoy, un proyecto de los Jesuitas de España, para este Domingo: https://rezandovoy.org/reproductor/oracion/2020-12-20

Escrito por

El lugar de encuentro de los Católicos latinos en Bangkok... de la mano de Cristo y bajo el amparo de María ... celebrando la fe en comunidad desde el 2002 ...

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