Lecturas del Domingo II del Tiempo de Adviento (B)

Prepara en el desierto un camino para el Señor


El llamado al arrepentimiento se encuentra en el corazón de la temporada de Adviento. Al igual que las personas en las lecturas de hoy, nosotros también estamos llamados a un cambio de opinión, ya que anhelamos un mundo mejor donde cesará la injusticia.

La primera lectura de hoy está llena de esperanza y consuelo para una nación cansada del sufrimiento. Dios es visto por el profeta Isaías como un guerrero que lucha por su pueblo y como un pastor que los alimenta y los guía para que descansen.

El Salmo revela los caminos e intenciones interiores de Dios; es un Dios de paz, misericordia, fidelidad y justicia, que anhela ayudarnos. Uno de los temas del Adviento es el de esperar la segunda venida de Jesús.

San Pedro, en la segunda lectura, nos aconseja esperar con paciencia. Debemos vivir de una manera digna de nuestro llamado cristiano; viviendo vidas que agradan a Dios mientras permitimos que su paz nos llene.

El Evangelio subraya cuán radical fue Juan el Bautista en su llamado, al igual que los profetas del Antiguo Testamento. Su enfoque estaba en la necesidad de arrepentirse, de que la gente cambiara su visión del mundo y viviera consecuentemente. De esta manera, estarán más abiertos a las enseñanzas de Jesús, de modo que «la gloria del Señor será revelada» (Isaías 40: 5).

Esta semana, podríamos pedir la gracia de la confianza y recibir el profundo amor de Dios en nuestro corazón. Dios nos está ofreciendo una nueva vida en Cristo, dándonos poder para ser sus instrumentos de cambio en un mundo desgarrado por las acciones egoístas y el miedo. Quizás podamos hacer de esta nuestra oración: “Señor, haznos instrumentos de tu paz y tu justicia. Amén.’

fuente: https://stbeunosoutreach.wordpress.com/2020/11/27/second-sunday-of-advent-year-b-6th-december-2020/

Un vacío en nuestra vida puede ser el hecho de que no rezamos o rezamos poco. El Adviento es entonces el momento favorable para rezar con más intensidad, para reservar a la vida espiritual el puesto importante que le corresponde. Otro vacío podría ser la falta de caridad hacia el prójimo, sobre todo, hacia las personas más necesitadas de ayuda no solo material, sino también espiritual. Estamos llamados a prestar más atención a las necesidades de los otros, más cercanos. Como Juan Bautista, de este modo podemos abrir caminos de esperanza en el desierto de los corazones áridos de tantas personas.

Papa Francisco
Ángelus, 10 de diciembre 2017

Lectura del libro de Isaías 40, 1-5. 9-11
Preparen el camino del Señor

¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, 
dice su Dios! 
Hablen al corazón de Jerusalén 
y anúncienle 
que su tiempo de servicio se ha cumplido,
que su culpa está paga, 
que ha recibido de la mano del Señor 
doble castigo por todos sus pecados. 
 Una voz proclama: 
¡Preparen en el desierto 
el camino del Señor,  
tracen en la estepa 
un sendero para nuestro Dios! 
¡Que se rellenen todos los valles 
y se aplanen todas las montañas y colinas;
que las quebradas se conviertan en llanuras 
y los terrenos escarpados, en planicies! 
Entonces se revelará la gloria del Señor
y todos los hombres la verán juntamente,
porque ha hablado la boca del Señor.
Súbete a una montaña elevada, 
tú que llevas la buena noticia a Sión; 
levanta con fuerza tu voz, 
tú que llevas la buena noticia a Jerusalén.
Levántala sin temor, 
di a las ciudades de Judá: 
¡Aquí está su Dios!”
Ya llega el Señor con poder 
y su brazo le asegura el dominio: 
el premio de su victoria lo acompaña 
y su recompensa lo precede. 
Como un pastor, él apacienta su rebaño, 
lo reúne con su brazo; 
lleva sobre su pecho a los corderos 
y guía con cuidado a las que han dado a luz.

Palabra del Señor

Salmo Responsorial 84, 9-14
R: Muéstranos, Señor, tu misericordia

Voy a proclamar lo que dice el Señor: 
el Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos.
Su salvación está muy cerca de sus fieles, 
y la Gloria habitará en nuestra tierra. R

El Amor y la Verdad se encontrarán, 
la Justicia y la Paz se abrazarán; 
la Verdad brotará de la tierra 
y la Justicia mirará desde el cielo. R

El mismo Señor nos dará sus bienes 
y nuestra tierra producirá sus frutos. 
La Justicia irá delante de Él, 
y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R

Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pedro 3, 8-14
Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva

Queridos hermanos, no deben ignorar que, delante del Señor, un día es como mil años y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.  Sin embargo, el Día del Señor llegará como un ladrón, y ese día, los cielos desaparecerán estrepitosamente; los elementos serán desintegrados por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será consumida.
Ya que todas las cosas se desintegrarán de esa manera, ¡qué santa y piadosa debe ser la conducta de ustedes,  esperando y acelerando la venida del Día del Señor! Entonces se consumirán los cielos y los elementos quedarán fundidos por el fuego. Pero nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia.  
Por eso, queridos hermanos, mientras esperan esto, procuren vivir de tal manera que él los encuentre en paz, sin mancha ni reproche.

Palabra del Señor

Aleluya Lc 3, 4. 6.
Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.
Todos los hombres verán la Salvación de Dios.

✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 1-8
Allanen los senderos del Señor

Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.  Como está escrito en el libro del profeta Isaías: 
«Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti  
para prepararte el camino.  
Una voz grita en el desierto:  
Preparen el camino del Señor,  
allanen sus senderos,»
así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.  Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.  
Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:  «Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias.  Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo».

Les compartimos la reflexión de RezandoVoy, un proyecto de los Jesuitas en España, para este Domingo: https://rezandovoy.org/reproductor/oracion/2020-12-06

Escrito por

El lugar de encuentro de los Católicos latinos en Bangkok... de la mano de Cristo y bajo el amparo de María ... celebrando la fe en comunidad desde el 2002 ...

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