¡Manténgase despiertos! ¡Estén listos!
A medida que nos acercamos al final del año litúrgico, las lecturas se refieren al final de los tiempos, cuando Cristo Jesús regresará y reinará el reino de Dios. Se nos recuerda que debemos permanecer despiertos y estar listos para notar cuándo y dónde Dios está presente entre nosotros ahora.
La Primera Lectura describe la belleza de la Sabiduría que busca consolar, fortalecer y animar a quienes buscan su ayuda en los problemas y la ansiedad.
Cuando Dios puede parecer distante, clamamos al Señor con el salmista. Recordamos con alabanza la gloria y la fuerza que nos ha ayudado, y nos regocijamos en el refugio de su amorosa presencia.
La segunda lectura nos dice que podemos estar seguros de que los que han muerto han resucitado con Jesús, para que esta esperanza nos consuele, para ellos y para nosotros. Al final, todos estaremos con el Señor para siempre.
El Señor Jesús vendrá otra vez pero debemos ser pacientes, manteniendo viva la llama de nuestro amor y fe en nuestros corazones. Podemos cansarnos de esperarlo, pero debemos estar listos para despertarnos rápidamente y responder a su llamada. No sabemos el día ni la hora de su venida (Evangelio).
Esta semana oramos para permanecer despiertos, listos para notar la presencia del Señor. Al mantenernos cerca de Él, podemos llevar a otros a un sentido de la esperanza y la fe que tenemos, tanto en el gozo como cuando nuestras vidas atraviesan situaciones difíciles.
Lo que se nos pide es que estemos preparados al encuentro —preparados para un encuentro, un encuentro bello, el encuentro con Jesús—, que significa saber ver los signos de su presencia, tener viva nuestra fe, con la oración, con los Sacramentos, estar vigilantes para no adormecernos, para no olvidarnos de Dios. La vida de los cristianos dormidos es una vida triste, no es una vida feliz. El cristiano debe ser feliz, la alegría de Jesús. ¡No nos durmamos!
Papa Francisco
Audiencia General, 24 de abril 2013
Lectura del libro de la Sabiduría 6, 12-16
La Sabiduría se deja encontrar por los que la buscan
La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo:
se deja contemplar fácilmente por los que la aman
y encontrar por los que la buscan.
Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean.
El que madruga para buscarla no se fatigará,
porque la encontrará sentada a su puerta.
Meditar en ella es la perfección de la prudencia,
y el que se desvela por su causa
pronto quedará libre de inquietudes.
La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella,
se les aparece con benevolencia en los caminos
y les sale al encuentro en todos sus pensamientos.
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 62, 2-8
R: Mi alma tiene sed de ti, Señor
Señor, tú eres mi Dios,
yo te busco ardientemente;
mi alma tiene sed de ti,
por ti suspira mi carne
como tierra sedienta, reseca y sin agua. R
Sí, yo te contemplé en el Santuario
para ver tu poder y tu gloria.
Porque tu amor vale más que la vida,
mis labios te alabarán. R
Así te bendeciré mientras viva
y alzaré mis manos en tu Nombre.
Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso,
y mi boca te alabará
con júbilo en los labios. R
Mientras me acuerdo de ti en mi lecho
y en las horas de la noche medito en ti,
veo que has sido mi ayuda
y soy feliz a la sombra de tus alas. R
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica 4, 13-18
Dios llevará con Jesús a los que se murieron en Él
No queremos, hermanos, que vivan en la ignorancia acerca de los que ya han muerto, para que no estén tristes como los otros, que no tienen esperanza. Porque nosotros creemos que Jesús murió y resucitó: de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con Él.
Queremos decirles algo, fundados en la Palabra del Señor: los que vivamos, los que quedemos cuando venga el Señor, no precederemos a los que hayan muerto. Porque a la señal dada por la voz del Arcángel y al toque de la trompeta de Dios, el mismo Señor descenderá del cielo. Entonces, primero resucitarán los que murieron en Cristo. Después nosotros, los que aún vivamos, los que quedemos, seremos llevados con ellos al cielo, sobre las nubes, al encuentro de Cristo, y así permaneceremos con el Señor para siempre.
Consuélense mutuamente con estos pensamientos.
Palabra del Señor
Aleluya Mt 24, 42a. 44
Estén prevenidos y preparados,
porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 1-13
Ya viene el esposo, salgan a su encuentro
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.
Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: «Ya viene el esposo, salgan a su encuentro».
Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: «¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?». Pero estas les respondieron: «No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado».
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.
Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: «Señor, señor, ábrenos»
Pero él respondió: «Les aseguro que no las conozco».
Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.
Les compartimos la reflexión de RezandoVoy, un proyecto de los Jesuitas de España, para este Domingo: https://rezandovoy.org/reproductor/oracion/2020-11-08