“Es un triste comentario a los valores de nuestra civilización constatar que el primer objetivo, técnico y científico, ha sido conseguido magníficamente, mientras el segundo, mas humanitario y social, se ha alejado mas de nuestras perspectivas de realización.” Con estas palabras, el gran Jesuita Pedro Arrupe, nos lleva a dirigir la mirada hacia un flagelo que pese a los grandes avances tecnológicos, muchos de nuestros hermanos continúan padeciendo: el hambre. Pero no es sólo el hambre de comida. Hoy también, en esta sociedad, hay un profundo hambre de amor, de comprensión, de solidaridad, de justicia, de libertad, de paz.
Las lecturas de la liturgia de este Domingo XVIII (A) son la invitación que el Señor nos hace a la mesa del Reino y, a la vez, una interpelación a ser servidores en ese banquete.
En la Primera Lectura, es Dios mismo quien suplica con urgencia a su gente preocupada y dispersa que escuche. A través de su profeta, emite una invitación a una comida sagrada. Dios ofrece «agua» para las almas sedientas; ‘Maíz, vino y leche’ también estarán disponibles gratuitamente para corazones hambrientos, sin cargo.
En el Salmo, que tradicionalmente se canta en las comidas, alabamos al Dios que se preocupa por todas sus criaturas, proporcionándoles alimento.
San Pablo escribe en un lenguaje muy conmovedor, asegurándonos del amor y poder siempre presente de Jesucristo. El amor divino nos da gracia y aliento para vivir la vida al máximo, incluso con y a través de las inevitables pruebas y sufrimientos de la vida. Este es el evangelio cristiano, ¡las buenas nuevas! (Segunda lectura)
Así, llegamos a Jesús en el Evangelio, quien se encuentra con una muchedumbre hambrienta, por quien siente compasión. Él, quiere saciar el hambre de esta gente, quiere compartir y compartirse – en clara alusión a lo que será el memorial de su sacrificio, es decir la Eucaristía. Y con sólo cinco panes y dos peces, da gracias al Padre, sacia el hambre de la muchedumbre. Tanta es la abundancia de este banquete que el evangelista menciona las doce canastas que quedaron. En las palabras del Papa Francisco: La Eucaristía es la síntesis de toda la existencia de Jesús, que fue un solo acto de amor al Padre y a los hermanos.
Meditemos esta semana sobre las hambres que nos aquejan, abramos el corazón a la invitación que Jesús nos hace a su amistad, a su amor y seamos partícipes activos también, siendo servidores de Áquel que, en libertad, nos amó hasta el extremo, que se hizo y nos dejó el Pan de Vida para que nosotros seamos pan compartido anunciando y viviendo el Evangelio con todos nuestros hermanos.

Este milagro ―muy importante, tanto es así que lo cuentan todos los evangelistas― manifiesta el poder del Mesías y, al mismo tiempo, su compasión: Jesús se compadece de la gente. Ese gesto prodigioso no sólo permanece como uno de los grandes signos de la vida pública de Jesús, sino que anticipa lo que será después, al final, el memorial de su sacrificio, es decir, la Eucaristía, sacramento de su Cuerpo, y de su Sangre entregados para la salvación del mundo.
Papa Francisco
Ángelus, 23 de junio 2019
Lectura del libro de Isaías 55, 1-3
Vengan y coman
Así habla el Señor:
¡Vengan a tomar agua, todos los sedientos,
y el que no tenga dinero, venga también!
Coman gratuitamente su ración de trigo,
y sin pagar, tomen vino y leche.
¿Por qué gastan dinero en algo
que no alimenta y sus ganancias,
en algo que no sacia?
Háganme caso, y comerán buena comida,
se deleitarán con sabrosos manjares.
Presten atención y vengan a mí, escuchen bien y vivirán.
Yo haré con ustedes una alianza eterna,
obra de mi inquebrantable amor a David.
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 144, 8-9. 15-18
R: Abres tu mano, Señor, y nos colmas de tus bienes
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos
y tiene compasión de todas sus criaturas. R
Los ojos de todos esperan en ti,
y tú les das la comida a su tiempo;
abres tu mano y colmas de favores
a todos los vivientes. R
El Señor es justo en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus acciones;
está cerca de aquellos que lo invocan,
de aquellos que lo invocan de verdad. R
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Roma 8, 35. 37-39
Ninguna criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo
Hermanos:
¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada?
Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.
Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Palabra del Señor
Aleluya Mt 4, 4b
El hombre no vive solamente de pan,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 14, 13-21
Todos comieron hasta saciarse
Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.
Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos».
Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos».
Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados». «Tráiganmelos aquí», les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Te invitamos a escuchar la reflexión de RezandoVoy, un proyecto de los Jesuitas de España, para este Domingo: https://rezandovoy.org/reproductor/oracion/2020-08-02