Doce años…. de camino, de compartir, de expresar y celebrar la fe fraternalmente…
El evangelio de hoy es un verdadero regalo para nosotros… Donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, Yo estoy presente en medio de ellos (Mt 18, 20). ¡Que detalle que ha tenido el Señor con nuestra comunidad que desde ya hace unos años adoptó este pasaje evangélico como lema! Pues la fe queridos amigos no se vive individualmente, sino que se experiencia y se comparte en comunidad, poniendo de manifiesto un ritmo de projimidad al que alude el Papa Francisco en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (169), animándonos fraternalmente a crecer juntos, madurando en la vida y por ende, en el amor y en la fe.
Hace un par de meses escuchando una meditación de los ejercicios espirituales ignacianos, una pregunta me interpeló intensamente…. ‘si alguien te conociera hoy, ¿qué idea tendría del Reino de Dios?’… Aun creo no tener la respuesta… pero me preguntaba eso con respecto a la Comunidad…. si alguien viniera aquí por primera vez ¿qué idea tendría del Reino?
¿Qué tipo de Comunidad somos? Creo que somos una comunidad que sale, una Comunidad que acoge, que como dice el Papa Francisco en su exhortación es una comunidad que se esfuerza en aprender y desarrollar lo que el Santo Padre llama el ‘arte del acompañamiento’ para que todos puedan quitarse las sandalias en la tierra sagrada del otro (cf. Ex 3, 5 – EG 169). El Papa, prosigue, llamándonos a darle a nuestro caminar un ritmo sanador de projimidad. Este ritmo nos lleva a acompañarnos desde el respeto, la compasión, viviendo un encuentro más cercano con el Señor y con cada hermano que llega y que, como dice Francisco, sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana (EG 169).
Al contemplar las imágenes que veremos a continuación, muchos sentiremos nostalgia, viendo rostros queridos, recordando gratos momentos compartidos en la alegría de la fe. Tanto para estos como para quienes se han unido recientemente, esperamos que entre todos continuemos experimentando el ser parte de este tejido comunitario que ha venido creciendo, cierto que con adelantos y retrocesos, pero convencidos de que Cristo es el centro y quien nos mueve, sabiendo que somos parte de algo que va haciendo historia en cada punto, que nos interpela a un encuentro cada vez mas cercano al Señor, a un hacer juntos camino en la fe de la mano de Jesús y de María, y a convertirnos en piedras vivas (1Pe 2, 5) capaces de construir en cada acción y en cada gesto el Reino de Dios.
Durante la multiplicación de los panes y los peces, el evangelista San Juan nos dice que Jesus tomó los panes y dió gracias (cf. Jn 6, 11). Siguiendo el ejemplo del Maestro, comenzamos por dar gracias a nuestro Padre Celestial por las bendiciones recibidas a lo largo de estos doce años, pues sin Su gracia y el actuar de su Santo Espíritu que nos impulsó y continúa animándonos amorosamente, hoy no estaríamos aquí reunidos en Su nombre.
Cabe aquí recordar que en este espacio no cristiano donde hoy nos toca vivir, gozamos de plena libertad para animar la llama de la fe en forma comunitaria, para celebrarla en la lengua de nuestra tierra con la que aprendimos a amar a Dios y esto claro está, es motivo de profundo agradecimiento. Pero, al mismo tiempo, nos interpela a tomar conciencia que en estos momentos, en que muchos hermanos nuestros riegan a diario con su sangre los suelos de Irak, Siria – para nombrar dos lugares muy concretos donde los cristianos son cruelmente perseguidos – estamos llamados a no cansarnos de mirar con los ojos de Dios (Catequesis en Clave Misionera, Agosto, 2004) como diría hace unos años el entonces Monseñor Bergoglio, a una oración mas fiel y constante y a vivir una fe mas comprometida con el proyecto de Jesús.
Las Hermanas Salesianas ocupan un lugar muy especial en nuestra Comunidad ya que desde el principio nos dieron este espacio y nos han apoyado incondicionalmente; la Hermana Margarita Pérez, FMA, columna vertebral de la Comunidad, asesora espiritual, referente insustituible…. A todos los sacerdotes que sacaron de su valioso tiempo, viajando en muchos casos distancias considerables para que no nos faltara la Eucaristía cada sábado, gracias además por estar siempre dispuestos a acompañar espiritualmente a la Comunidad…todos ellos estarán por siempre en nuestros corazones y oraciones. Gracias a los Padres Andrés Felipe Jaramillo, mxy y Mauricio Polanco, mxy por su labor como capellanes en este último año. Nuestro profundo y sentido agradecimiento.
No podemos olvidar a quienes durante estos 12 años prepararon a nuestros niños y jóvenes en las distintas catequesis para que con una formación profunda en la fe pudieran tomar sus sacramentos. Nuestra gratitud y la de tantas familias a la Hna. Margarita y a las misioneras Identes: Maria Angeles Cabana, Angustias de Arcos, Cristina Gonzalez y Esterlicia Lopez y a Verónica Figueroa quien además se desempeñó, en su momento, como coordinadora de la comunidad.
Por último pero no por ello menos importantes, como no recordar a los laicos…. los laicos que desde el comienzo se comprometieron, dieron su Si al Señor para que esta comunidad fuera siempre el referente donde los católicos, tanto los locales como aquellos que vienen de vacaciones, tengan este preciado espacio donde vivir su fe en un ámbito de calidez y fraternidad en el idioma con el que aprendimos a adorar y alabar a nuestro Dios. Y hoy el Señor continúa bendiciéndonos con el regalo de la presencia de Rayito y Reynaldo Santibañez quienes fueran pioneros de esta comunidad. Le damos gracias a Dios por la docilidad que demostraron, junto a los otros precursores, al accionar del Espíritu Santo. ¡Muchas, muchas gracias!
Este video que hemos recompaginado es un pequeño homenaje, un gracias a todos aquellos que durante estos 12 años caminaron y caminan juntos de la mano de Jesús en esta Comunidad. A todos nuestra gratitud, recuerdo y oración para que el Señor derrame abundantes bendiciones sobre cada uno de ellos y sus familias y que el Espíritu Santo siga impulsándolos a llevar y a vivir la Buena Noticia de amor y esperanza de Jesús donde quiera que se encuentren.
Marcela Kelley, Comunicaciones y Liturgia
Bangkok, Septiembre 2014