En la medida en que esta Cuaresma sea de conversión, entonces, la humanidad extraviada sentirá un estremecimiento de creatividad; el destello de una nueva esperanza. «Busquen y arriesguen, busquen y arriesguen… Es la valentía de la conversión, de salir de la esclavitud. La fe y la caridad llevan de la mano a esta pequeña esperanza. Le enseñan a caminar y, al mismo tiempo, es ella la que las arrastra hacia adelante.
papa francisco
mensaje de cuaresma, 2024
Queridos amigos,
Una vez más, nos acercamos a ustedes con este compilado de reflexiones del Santo Padre Francisco, en este caso, para vivir la Cuaresma que hoy, Miércoles de Ceniza (14 de febrero, 2024), comenzamos a transitar.
La Cuaresma, que junto con el Adviento son los denominados ‘tiempos fuertes’ del año litúrgico, es, esencialmente una invitación a la conversión. San Pablo, en su Segunda carta a los cristinos de Corinto (segunda lectura del Miércoles de Ceniza) concluye el pasaje diciendo: «Éste es el tiempo favorable, éste es el día de la salvación.» (2Cor 6, 2). La Cuaresma es ese “tiempo favorable”, el camino o movimiento radical que nos invita a la renovación, al cambio de mentalidad, a resignificar nuestra identidad cristiana, a la transformación.
Este año, el Papa Francisco toma el relato de la liberación del pueblo de Israel de su esclavitud en Egipto como punto de partida para su Mensaje de Cuaresma 2024 (extractos del cual adjuntamos al final de esta introducción): A través del desierto Dios nos guía a la libertad, y nos dice que cuando nuestro Dios se revela, comunica la libertad: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2). (1)
El peregrinar cuaresmal no sólo es un tiempo de conversión, sino también un tiempo de libertad (1), es un tiempo para detenernos de la vorágine en la que vivimos, un tiempo de desierto fecundo para el silencio interior y así escuchar la voz de Jesús en nuestro corazón. El Santo Padre nos dice que la Cuaresma es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser el primer amor. (cf. Os 2, 16-17). Es el lugar y el momento para dejar de lado lo que nos ata, lo que nos esclaviza, para pasar a vivir como hijos muy amados en la plenitud liberadora del amor y la misericordia de nuestro Padre Celestial.
Este camino no es una experiencia vaga o indefinida, sino que, como nos dice el Papa, para que nuestra Cuaresma sea también concreta, el primer paso es querer ver la realidad (1). Es “ver” con los ojos de Jesús el padecimiento de tantos hermanos, es “escuchar” con sus oídos el grito de dolor de nuestra tierra, es desterrar del corazón la indiferencia ante la miseria y el sufrimiento. Es hacerle frente al déficit de esperanza (1) trabajando para desterrar esquemas agobiantes – los Faraones modernos – y luchando por un nuevo paradigma en el que a nadie se le roben los sueños, o el cielo (1) Este cambio de pensamiento del que hablábamos nos hace dar cuenta de que, en efecto, todos añoramos la libertad en Cristo, la vida fecunda a la que nos invita, la del servicio amoroso.
Para ello, también es preciso meditar en lo que Francisco nos dice sobre la acción ya que en Cuaresma actuar es también detenerse (1). Este ‘pararse’ frente a lo maratónico que son en muchos casos nuestras agitadas vidas, de todo lo que sucede a nuestro alrededor, se convierte en la oportunidad precisa para comprometernos de manera radical con los movimientos o caminos de los que hablamos cada año al comenzar la Cuaresma: el ayuno, la oración y la limosna, que el Papa califica como un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. (1) En más de una ocasión, el movimiento de apertura puede presentarse como un camino difícil e inalcanzable. Las típicas preguntas: ¿de qué voy a ayunar?, ¿de dónde saco tiempo para la oración? ¿cuál será mi limosna?, parecieran plagar nuestro pensamiento amedrentando al corazón.
La Cuaresma es ese tiempo para dejar de lado el “hay que hacer” y, más bien, parar y confiar, desprendiéndonos de las ataduras y obligaciones apoyándonos en la gracia liberadora del Señor.
La oración, el escuchar y acoger la Palabra de Vida para que se haga nido en nosotros, nos anima a seguir peregrinando hacia la esperanza y la alegría de la libertad en Jesús y nos une a las necesidades de nuestros hermanos. El ayuno de la indiferencia y del egoísmo, abre nuevos caminos de encuentro con nuestros prójimos. Por último, la limosna es darnos, no de lo que nos sobra sino compartirnos por entero, dar nuestro tiempo, llevar consuelo y esperanza donde no la haya; es ser signo de la presencia de Cristo en nuestras familias, con nuestros hermanos haciéndolo con valentía y generosidad. Recordemos que la fe y la caridad llevan de la mano a esta pequeña esperanza. Le enseñan a caminar y, al mismo tiempo, es ella la que las arrastra hacia adelante. (1)
En este “modo contemplativo” y en presencia de nuestro Padre, vamos resignificando lo que es ser hijos, hijos muy amados, misericordiados, animados a seguir adelante, re-encontrándonos con sí mismos y con los demás, en una suerte de unidad fraterna que lentamente re-descubrimos con un corazón que se va despertando de su letargo, que se abre y se renueva a medida que caminamos juntos en la fe, y con esperanza, durante la Cuaresma.
El Santo Padre termina su mensaje diciéndonos que en la medida en que esta Cuaresma sea de conversión, entonces, la humanidad extraviada sentirá un estremecimiento de creatividad; el destello de una nueva esperanza. (1) Que esta esperanza se cristalice cada día de esta Cuaresma, recordando siempre que la casa de nuestro Padre Celestial está abierta de par en par, que Él nos espera con los brazos prestos para abrazarnos con ternura pues es rico en misericordia (cf. Ef 2, 4). Busquémoslo y volvamos a Él de todo corazón, sin miedo, a participar de la fiesta de los perdonados. (3)
- Mensaje de Cuaresma 2024
- Papa Francisco, Homilía, Domingo de Laetare, 11 de marzo 2018
- Papa Francisco, Homilía, Santa Misa de Bendición e Imposición de Cenizas, 14 de febrero 2018
(Cada meditación comienza, a manera de prólogo, con una monición preparada por nuestro Equipo de Liturgia y, a continuación, ofrecemos las palabras del Santo Padre que fueron tomadas de los Mensajes de Cuaresma, Ángelus (2018 y 2015) y Homilía del Domingo de Ramos).
Te invitamos a meditar en Cuaresma, junto al Santo Padre, en los distintos ciclos litúrgicos:
Reflexiones del Papa Francisco para vivir la Cuaresma ~ Ciclo A
https://comunidadcatolicabkk.org/2023/02/22/reflexiones-del-papa-francisco-para-vivir-la-cuaresma-ciclo-a/
Reflexiones del Papa Francisco para vivir la Cuaresma ~ Ciclo C
https://comunidadcatolicabkk.org/2022/03/14/reflexiones-del-papa-francisco-para-vivir-la-cuaresma-ciclo-c/
Comunidad Catolica Latina en Bangkok 
Deja un comentario