‘El pan que partimos es una comunión con el cuerpo de Cristo’
La fiesta de hoy es una oportunidad para reflexionar sobre el maravilloso misterio de la Eucaristía: el sacramento que alimenta nuestra fe y da vida al mundo. Cada lectura ofrece una oportunidad para orar sobre el significado de este don, recordándonos la riqueza de la tradición eucarística en la Iglesia. Moisés recuerda que aunque el pueblo de Dios estaba hambriento y sediento en el desierto, Dios nunca lo abandonó (Primera Lectura). En cambio, los animó a tener fe en su continua presencia viva.
El Salmo sugiere muchas razones para alabar a Dios, incluyendo tanto el alimento material como el espiritual que Dios nos ofrece.
Pablo les recuerda a los facciosos corintios el profundo significado espiritual de tomar el cuerpo y la sangre de Cristo. Al participar en la Eucaristía, se unen a Cristo ya toda la comunidad cristiana. (Segunda lectura)
En el Evangelio, Jesús afirma que él es el pan de vida: la misma fuerza vital de Dios. A través de su vida, muerte y resurrección, Cristo alimenta nuestra más profunda hambre de Dios. Nosotros sacamos vida de él así como Jesús sacó vida del Padre.
Esta semana, oramos por una profundización de la Unidad Cristiana. Pedimos que podamos verdaderamente llegar a ser uno como seguidores de Cristo.

A veces, se escucha esta objeción sobre la santa misa : «Pero, ¿para qué sirve la misa? Yo voy a la iglesia cuando me apetece, y rezo mejor en soledad». Pero la Eucaristía no es una oración privada o una bonita experiencia espiritual, no es una simple conmemoración de lo que Jesús hizo en la Última Cena. Nosotros decimos, para entender bien, que la Eucaristía es «memorial», o sea, un gesto que actualiza y hace presente el evento de la muerte y resurrección de Jesús: el pan es realmente su Cuerpo donado por nosotros, el vino es realmente su Sangre derramada por nosotros. La Eucaristía es Jesús mismo que se dona por entero a nosotros. Nutrirnos de Él y vivir en Él mediante la Comunión eucarística, si lo hacemos con fe, transforma nuestra vida, la transforma en un don a Dios y a los hermanos. Nutrirnos de ese «Pan de vida» significa entrar en sintonía con el corazón de Cristo, asimilar sus elecciones, sus pensamientos, sus comportamientos. Significa entrar en un dinamismo de amor y convertirse en personas de paz, personas de perdón, de reconciliación, de compartir solidario. Lo mismo que hizo Jesús
papa francisco
ángelus, 16 de agosto 2015
Lectura del Deuteronomio 8, 2-3. 14b-16a
Te dio un alimento que ni tú ni tus padres conocían
Moisés habló al pueblo diciendo: «Acuérdate del largo camino que el Señor, tu Dios, te hizo recorrer por el desierto durante esos cuarenta años. Allí él te afligió y te puso a prueba, para conocer el fondo de tu corazón y ver si eres capaz o no de guardar sus mandamientos. Te afligió y te hizo sentir hambre, pero te dio a comer el maná, ese alimento que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que el hombre no vive solamente de pan, sino de todo lo que sale de la boca del Señor.
No olvides al Señor, tu Dios, que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud, y te condujo por ese inmenso y temible desierto, entre serpientes abrasadoras y escorpiones. No olvides al Señor, tu Dios,
que en esa tierra sedienta y sin agua, hizo brotar para ti agua de la roca, y en el desierto te alimentó con el maná, un alimento que no conocieron tus padres.»
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 147
R: ¡Glorifica al Señor, Jerusalén!
¡Glorifica al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión!
Él reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de ti. R
Él asegura la paz en tus fronteras
y te sacia con lo mejor del trigo.
Envía su mensaje a la tierra,
su palabra corre velozmente. R
Revela su palabra a Jacob,
sus preceptos y mandatos a Israel:
a ningún otro pueblo trató así
ni le dio a conocer sus mandamientos. R
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 10, 16-17
Hay un solo pan. Todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo
Hermanos:
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan.
Palabra del Señor
Secuencia ~ Laude Sion Salvatore
Aleluya Jn 6, 51
«Yo soy el pan vivo bajado del cielo.
El que coma de este pan vivirá eternamente», dice el Señor
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 51-58
Mi carne es la verdadera comida, y mi sangre, la verdera bebida
Gloria a Ti, Señor
Jesús dijo a los judíos:
«Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré
es mi carne para la Vida del mundo.» Los judíos discutían entre sí, diciendo: «¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?»
Jesús les respondió: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y Yo en él.
Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente.»
Palabra del Señor
Gloria a Ti, Señor Jesús
Les compartimos la reflexión del RezandoVoy.org, un proyecto de los Jesuitas de España, para este Domingo: https://www.rezandovoy.org/reproductor/2023-08-06

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