Hola amiguitos, ¿cómo están?

Esta semana el Evangelio nos trae otra lección de vida con la que, todos nosotros, nos podemos identificar y, esto es, el cometer errores.
Pero vayamos por parte. En la escuela, si hacemos un error en un examen, nuestra maestra nos lo corrige; es así como aprendemos, ¿verdad?
Pero hoy hablamos de errores que hacen difícil nuestra relación con los demás, aquellas que lastiman el corazón de nuestro hermano. Podríamos decir que estas son acciones que nos alejan del camino de Jesús. Y ¿qué nos aleja del camino? Por ejemplo: cuando no compartimos, cuando sentimos envidias, cuando queremos ser el centro de atención, cuando no deseamos el bien del otro, cuando faltamos el respeto… básicamente, cuando no amamos, cuando no pensamos que nuestras acciones tienen una consecuencia que pueden lastimar; esas son las actitudes que nos alejan de Jesús, nuestro Camino, Verdad y Vida (Jn 14, 6).

Cuando nosotros hacemos algo que no está bien, nuestros padres nos llaman aparte y, con profundo amor y ternura, nos hacen ver lo equivocado de nuestro proceder. Entonces ¿qué hacer cuando alguien hace algo que no está bien? Pues, Jesús hoy nos dice cómo proceder y la clave aquí, queridos amiguitos, es siempre el amor. Cuando actuamos con amor, con delicadeza, lo hacemos a la manera de Jesús. Y así, muy posiblemente, si le decimos a un hermano que se ha equivocado, pero lo decimos con respeto y con amor, quizá el/ella se de cuenta de su error; esta es la mejor manera de ayudar. Así es como Jesús nos enseña a corregir errores, no juzgando, no haciendo sentir mal al otro. Así es amiguitos como Él, que nos regala su perdón una y otra vez, nos enseña a vivir reconciliados en amor, en paz…. y en comunidad.

Pidamos hoy a Jesús que nos enseñe a actuar con amor y dulzura cuando veamos que algún familiar o amiguito ha cometido una falta, con la fe y la confianza de saber que Él está siempre en medio nuestro.