Lecturas del Domingo XVII del Tiempo Ordinario (A)

El reino de los cielos …

A medida que continúa el Tiempo Ordinario, estamos todavía en la parte central del Evangelio de Mateo, donde Jesús enseña por medio de parábolas. Hoy tenemos cuatro parábolas más para agregar a las cuatro ya escuchadas en los últimos domingos. Estas parábolas enfatizan en particular el gran valor del reino.

En la primera lectura tenemos la narración del joven rey Salomón pidiéndole a Dios el don de la sabiduría, para discernir el verdadero valor de las cosas y gobernar a su pueblo con comprensión.
Los versos tomados del Salmo ensalzan el valor de la ley de Dios, un tesoro que trae verdadera felicidad.
San Pablo, en la segunda lectura, revela la mutualidad entre el seguidor fiel y la generosidad del Padre, quien justificará y glorificará a los que ha llamado.
En el Evangelio, el reino de los cielos se compara con encontrar un tesoro y vender todo para poseerlo. Lo bueno y lo malo coexisten hasta el momento del juicio final.
Quizás esta semana podamos orar por la gracia de reconocer el reino entre nosotros y a nuestro alrededor.

fuente: https://stbeunosoutreach.wordpress.com/2020/07/17/17th-sunday-in-ordinary-time-year-a-26th-july-2020/

[Así es para el reino de Dios:] quien lo encuentra no tiene dudas, siente que es eso que buscaba, que esperaba y que responde a sus aspiraciones más auténticas. Y es verdaderamente así: quien conoce a Jesús, quien lo encuentra personalmente, queda fascinado, atraído por tanta bondad, tanta verdad, tanta belleza, y todo en una gran humildad y sencillez. Buscar a Jesús, encontrar a Jesús: ¡este es el gran tesoro!

Papa Francisco
Ángelus, 27 de julio 2014

Lectura del primer libro de los Reyes 3, 5-6a. 7-12
Has pedido discernimiento

El Señor se apareció a Salomón en un sueño, durante la noche. Dios le dijo: “Pídeme lo que quieras”.  Salomón respondió: “Señor, Dios mío, has hecho reinar a tu servidor en lugar de mi padre David, a mí, que soy apenas un muchacho y no sé valerme por mí mismo.  Tu servidor está en medio de tu pueblo, el que tú has elegido, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. Concede entonces a tu servidor un corazón comprensivo, para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal. De lo contrario, ¿quién sería capaz de juzgar a un pueblo tan grande como el tuyo?”.  Al Señor le agradó que Salomón le hiciera este pedido,  y Dios le dijo: “Porque tú has pedido esto, y no has pedido para ti una larga vida, ni riqueza, ni la vida de tus enemigos, sino que has pedido el discernimiento necesario para juzgar con rectitud,  yo voy a obrar conforme a lo que dices: Te doy un corazón sabio y prudente, de manera que no ha habido nadie como tú antes de ti, ni habrá nadie como tú después de ti.»

Palabra del Señor

Salmo Responsorial 118, 57. 72. 76-77. 127-130
R: ¡Cúanto amo tu ley, Señor!

El Señor es mi herencia: 
yo he decidido cumplir tus palabras.
Para mí vale más la ley de tus labios 
que todo el oro y la plata. R

Que tu misericordia me consuele, 
de acuerdo con la promesa que me hiciste. 
Que llegue hasta mí tu compasión, y viviré, 
porque tu ley es toda mi alegría. R

Por eso amo tus mandamientos 
y los prefiero al oro más fino. 
Por eso me guío por tus preceptos 
y aborrezco todo camino engañoso. R

Tus prescripciones son admirables: 
por eso las observo. 
La explicación de tu palabra ilumina 
y da inteligencia al ignorante. R

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Roma 8, 28-30
Nos predestinó a reproducir la imagen de su Hijo

Hermanos:
Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, de aquellos que él llamó según su designio. 
En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. 

Palabra del Señor

Aleluya Cf. Mt 11, 25
Bendito eres, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños

✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 13, 44-52
Vende todo lo que posee y compra el campo

Jesús dijo a la multitud:
El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;  y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.
El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. 
Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos,  para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
«¿Comprendieron todo esto?».
«Sí», le respondieron.  
Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo».


Te invitamos a escuchar la reflexión de RezandoVoy, un proyecto de los Jesuitas de España: https://rezandovoy.org/reproductor/oracion/2020-07-26

Escrito por

El lugar de encuentro de los Católicos latinos en Bangkok... de la mano de Cristo y bajo el amparo de María ... celebrando la fe en comunidad desde el 2002 ...

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