Guía para Rezar el Santo Rosario Misterios Dolorosos
Los Misterios dolorosos reviven las épocas más duras de la vida de Jesús, y nos recuerdan el dolor y sufrimiento por el que tuvo que pasar. Esta guía, junto con los versículos correspondientes, intenta ayudarte a rezar y meditar, con espíritu de recogimiento, estos santos Misterios Dolorosos.
¿Cuáles son los Misterios Dolorosos del Santo Rosario?
Los Misterios del dolor son aquellos que nos llevan a revivir la muerte de Jesús poniéndonos a su lado en la cruz, junto a María la Virgen. Haciéndonos partícipes del dolor y sufrimiento de ambos, y ser capaces de comprender el inmenso amor de Dios hacia los hombres.

¿Cuándo se rezan los Misterios Dolorosos?
Los misterios dolorosos se rezan los martes y los viernes.
Primer Misterio Doloroso: La oración en Getsemaní
cf. Lc 22, 39-42
Jesús se apartó de los discípulos como un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba diciendo Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. En medio de su angustia oraba con mayor insistencia
Rezo de un Padrenuestro
Rezar diez Ave María
Gloria al Padre
Meditación
¿Quién soy yo ante mi Señor que sufre?
¿Soy de los que, invitados por Jesús a velar con él, se duermen y, en lugar de rezar, tratan de evadirse cerrando los ojos a la realidad?
¿O me identifico con aquellos que huyeron por miedo, abandonando al Maestro en la hora más trágica de su vida terrena?
¿Descubro en mí la doblez, la falsedad de aquel que lo vendió por treinta monedas, que, habiendo sido llamado amigo, traicionó a Jesús?
¿Me identifico con los que fueron débiles y lo negaron, como Pedro? Poco antes, había prometido a Jesús que lo seguiría hasta la muerte (cf. Lc 22,33); después, acorralado y presa del pánico, jura que no lo conoce.
¿Me parezco a aquellos que ya estaban organizando su vida sin Él, como los dos discípulos de Emaús, necios y torpes de corazón para creer en las palabras de los profetas (cf. Lc 24,25)?
O bien, gracias a Dios, ¿me encuentro entre aquellos que fueron fieles hasta el final, como la Virgen María y el apóstol Juan? Cuando sobre el Gólgota todo se hace oscuridad y toda esperanza parece apagarse, sólo el amor es más fuerte que la muerte. El amor de la Madre y del discípulo amado los lleva a permanecer a los pies de la cruz, para compartir hasta el final el dolor de Jesús.
¿Me identifico con aquellos que han imitado a su Maestro hasta el martirio, dando testimonio de hasta qué punto Él lo era todo para ellos, la fuerza incomparable de su misión y el horizonte último de su vida?
La amistad de Jesús con nosotros, su fidelidad y su misericordia son el don inestimable que nos anima a continuar con confianza en el seguimiento a pesar de nuestras caídas, nuestros errores, incluso nuestras traiciones.
Papa Francisco
Iglesia de Getsemaní
26 de mayo 2014
Segundo Misterio Doloroso: La flagelación del Señor
Mc 14, 65; Jn 19,1
Todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le decía: Haz de profeta. Y los criados le daban bofetadas”. Pilatos tomó a Jesús y mandó que lo azotaran.
Rezo de un Padrenuestro
Rezar diez Ave María
Gloria al Padre
Meditación
Jesús está orando por mí. Yo puedo seguir adelante en la vida porque tengo un abogado que me defiende. Si soy culpable, si tengo muchos pecados», Jesús «es un buen abogado defensor y hablará al Padre de mí». Y precisamente «para destacar que Él es el primer abogado, nos dice: Les enviaré otro paráclito, otro abogado. Pero Él es el primero. Y ruega por mí, en la oración de intercesión que hoy después de la Ascensión al cielo Jesús hace por cada uno de nosotros». Del mismo modo como «cuando nosotros en la parroquia, en casa, en la familia tenemos algunas necesidades, algunos problemas, decimos “reza por mí”, lo mismo debemos decir a Jesús: “Señor Jesús, ruega por mí”».
Papa Francisco
Misa matutina en la capilla de Santa Marta,
3 de junio de 2014
Tercer Misterio Doloroso: La coronación de espinas
Jn 19, 2-3
“Los soldados trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de color púrpura. Salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto de color púrpura. Pilato les dijo: Aquí lo tienen”.
Rezo de un Padrenuestro
Rezar diez Ave María
Gloria al Padre
Meditación
Verdaderamente el reino de Jesús no es de este mundo (cf. Jn 18,36); pero justamente es aquí —nos dice el Apóstol Pablo en la segunda lectura—, donde encontramos la redención y el perdón (cf. Col 1,13-14). Porque la grandeza de su reino no es el poder según el mundo, sino el amor de Dios, un amor capaz de alcanzar y restaurar todas las cosas. Por este amor, Cristo se abajó hasta nosotros, vivió nuestra miseria humana, probó nuestra condición más ínfima: la injusticia, la traición, el abandono; experimentó la muerte, el sepulcro, los infiernos. De esta forma nuestro Rey fue incluso hasta los confines del Universo para abrazar y salvar a todo viviente. No nos ha condenado, ni siquiera conquistado, nunca ha violado nuestra libertad, sino que se ha abierto paso por medio del amor humilde que todo excusa, todo espera, todo soporta (cf. 1 Co 13,7). Sólo este amor ha vencido y sigue venciendo a nuestros grandes adversarios: el pecado, la muerte y el miedo.
Papa Francisco
Solemnidad de Cristo Rey,
20 de noviembre 2016
Cuarto Misterio Doloroso: Jesús con la Cruz a cuestas
Jn 19, 6-17; Lc 23, 27
Tomaron a Jesús, y él, cargando con la Cruz, salió al sitio llamado de la ‘Calavera’.
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él.
Rezo de un Padrenuestro
Rezar diez Ave María
Gloria al Padre
Meditación
Pero la Cruz invita también a dejarnos contagiar por este amor, nos enseña así a mirar siempre al otro con misericordia y amor, sobre todo a quien sufre, a quien tiene necesidad de ayuda, a quien espera una palabra, un gesto. La Cruz nos invita a salir de nosotros mismos para ir al encuentro de ellos y tenderles la mano. Muchos rostros, lo hemos visto en el Viacrucis, muchos rostros acompañaron a Jesús en el camino al Calvario: Pilato, el Cireneo, María, las mujeres… Yo te pregunto hoy a vos: Vos, ¿como quien querés ser. Querés ser como Pilato, que no tiene la valentía de ir a contracorriente, para salvar la vida de Jesús, y se lava las manos? Dime: Vos, sos de los que se lavan las manos, se hacen los distraídos y miran para otro lado, o sos como el Cireneo, que ayuda a Jesús a llevar aquel madero pesado, como María y las otras mujeres, que no tienen miedo de acompañar a Jesús hasta el final, con amor, con ternura. Y vos ¿como cuál de ellos querés ser? ¿Como Pilato, como el Cireneo, como María? Jesús te está mirando ahora y te dice: ¿Me querés ayudar a llevar la Cruz? Hermano y hermana, con toda tu fuerza de joven ¿qué le contestás?
Papa Francisco
Viacrucis con los jóvenes,
JMJ Río de Janeiro, 26 de julio de 2013
Quinto Misterio Doloroso: La crucifixión y muerte de Jesús
cf Jn 19, 18-30
Lo crucificaron a él y, con él, a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre. Jesús, al ver a su Madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo»
Rezo de un Padrenuestro
Rezar diez Ave María
Gloria al Padre
Meditación
Allí, mientras es crucificado, en el momento más duro, Jesús vive su mandamiento más difícil: el amor por los enemigos. Pensemos en alguien que nos haya herido, ofendido, desilusionado; en alguien que nos haya hecho enojar, que no nos haya comprendido o no haya sido un buen ejemplo. ¡Cuánto tiempo perdemos pensando en quienes nos han hecho daño! Y también mirándonos dentro de nosotros mismos y lamiéndonos las heridas que nos han causado los otros, la vida o la historia. Hoy Jesús nos enseña a no quedarnos ahí, sino a reaccionar, a romper el círculo vicioso del mal y de las quejas, a responder a los clavos de la vida con el amor y a los golpes del odio con la caricia del perdón. Pero nosotros, discípulos de Jesús, ¿seguimos al Maestro o a nuestro instinto rencoroso? Es una pregunta que debemos hacernos: ¿seguimos al Maestro o seguimos a nuestro instinto rencoroso? Si queremos verificar nuestra pertenencia a Cristo, veamos cómo nos comportamos con quienes nos han herido. El Señor nos pide que no respondamos según nuestros impulsos o como lo hacen los demás, sino como Él lo hace con nosotros. Nos pide que rompamos la cadena del “te quiero si tú me quieres; soy tu amigo si eres mi amigo; te ayudo si me ayudas”. No, compasión y misericordia para todos, porque Dios ve en cada uno a un hijo. No nos separa en buenos y malos, en amigos y enemigos. Somos nosotros los que lo hacemos, haciéndolo sufrir. Para Él todos somos hijos amados, que desea abrazar y perdonar. Y también vemos que sucede lo mismo en la invitación al banquete de bodas de su hijo. Aquel señor manda a sus criados a los cruces de los caminos y les dice: “Traigan a todos, blancos, negros, buenos y malos; a todos, sanos, enfermos; a todos…” (cf Mt 22,9-10). El amor de Jesús es para todos, en esto no hay privilegios. Es para todos. El privilegio de cada uno de nosotros es ser amado, perdonado
Papa Francisco
Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor,
10 de abril de 2022
fuentes
Citas bíblicas: Dominicos.org ~ https://www.dominicos.org/espiritualidad/rosario/la-oracion/misterios-dolorosos/biblicos/
Guía: https://rezarelrosario.es/misterios-dolorosos-del-rosario-viernes-martes



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