Somos su pueblo y ovejas de su rebaño
….sin miedo, unidos de la mano con Dios y entre nosotros, sigamos adelante. Somos discípulos de Cristo. Cristo nos precede. El mundo necesita su luz. La humanidad lo necesita como puente para ser alcanzada por Dios y por su amor. Ayúdenos también ustedes, y ayúdense unos a otros a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz.
¡Gracias al papa Francisco!
Papa Leon XIV
Mensaje Urbi et Orbi
8 de mayo 2025
En este «Domingo del Buen Pastor», los versículos del Evangelio provienen del capítulo diez de San Juan. Aquí, Jesús se define como el Buen Pastor, quien trae vida, amor y protección a su rebaño.
En la primera lectura, San Lucas describe un punto de inflexión en el ministerio de Pablo y Bernabé. En lugar de desanimarlos, el rechazo de los judíos los llena de una renovada confianza para predicar el mensaje a los gentiles; se llenan de alegría y del Espíritu Santo a medida que la Iglesia comienza a expandirse por toda la región.
El Salmo está lleno de gozosa acción de gracias. El mismo es un poderoso recordatorio de que fuimos creados por Dios: somos las ovejas de su rebaño y él nunca nos abandonará.
La segunda lectura refleja el plan diverso e inclusivo de Dios para la salvación. Esta escena celestial representa a personas de todos los rincones de la tierra, de todas las naciones, tribus y lenguas. Estamos unidos en la fe y nos regocijamos en el amor incondicional e ilimitado de Dios.
En el Evangelio, la imagen del Buen Pastor nos asegura que no tenemos que ganarnos el amor de Dios; se nos da gratuita e incondicionalmente a todos. Solo necesitamos escuchar su voz y seguirlo.
Como Peregrinos de la Esperanza en este año jubilar, oramos para ser liberados, regocijándonos al saber que ya pertenecemos a Dios, cuyo amor por todas las personas es abundante. ¿Cómo puedo llevar este mensaje de unidad y aceptación a diferentes comunidades durante este periodo pascual? (*)

A los verbos y a los gestos que describen el modo en que Jesús, el Buen Pastor, se relaciona con nosotros, hacen eco los verbos que se refieren a las ovejas, es decir a nosotros: “escuchan mi voz”, “me siguen”. Son acciones que muestran cómo debemos corresponder a las actitudes tiernas y atentas del Señor. En efecto, escuchar y reconocer su voz implica intimidad con Él, que se consolida en la oración, en el encuentro de corazón a corazón con el divino Maestro y Pastor de nuestras almas. Esta intimidad con Jesús, este ser abierto, este hablar con Jesús, refuerza en nosotros el deseo de seguirlo, saliendo del laberinto de los caminos equivocados, abandonando comportamientos egoístas, para encaminarnos por las sendas nuevas de la fraternidad y del don de nosotros mismos, a imitación suya. No olvidemos que Jesús es el único Pastor que nos habla, nos conoce, nos da la vida eterna y nos protege. Nosotros somos el único rebaño y solamente tenemos que esforzarnos por escuchar su voz, mientras Él escruta con amor la sinceridad de nuestros corazones. Y de esta intimidad continua con nuestro Pastor, de este coloquio con Él surge la alegría de seguirlo, dejándonos conducir a la plenitud de la vida eterna.
Papa Francisco
Regina Coeli, 12 de mayo 2019
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 13, 14. 43-52
Nos dirigimos ahora a los paganos
En aquellos días:
Pablo y Bernabé continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron.
Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé. Estos conversaban con ellos, exhortándolos a permanecer fieles a la gracia de Dios.
Casi toda la ciudad se reunió el sábado siguiente para escuchar la Palabra de Dios. Al ver esa multitud, los judíos se llenaron de envidia y con injurias contradecían las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé, con gran firmeza, dijeron:
«A ustedes debíamos anunciar en primer lugar la Palabra de Dios, pero ya que la rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a los paganos. Así nos ha ordenado el Señor:
«Yo te he establecido
para ser la luz de las naciones,
para llevar la salvación hasta los confines de la tierra.»
Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de Dios, y todos los que estaban destinados a la Vida eterna abrazaron la fe. Así la Palabra del Señor se iba extendiendo por toda la región.
Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas que pertenecían a la aristocracia y a los principales de la ciudad, provocando una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de su territorio. Estos, sacudiendo el polvo de sus pies en señal de protesta contra ellos, se dirigieron a Iconio.
Los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 99, 1b-3. 5
R: Somos su pueblo y ovejas de su rebaño
Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos. R
Reconozcan que el Señor es Dios:
Él nos hizo y a Él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones. R
Lectura del libro del Apocalipsis 7, 9. 14b-17
El Cordero será su pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva
Yo, Juan, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano.
Y uno de los ancianos me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo.
El que está sentado en el trono habitará con ellos: nunca más padecerán hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol o el calor. Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima de sus ojos».
Palabra del Señor
Aleluya Jn 10, 14
«Yo soy el buen Pastor:
conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí»,
dice el Señor
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 10, 27-30
Yo doy Vida eterna a mis ovejas
Gloria a Ti, Señor
Jesús dijo:
Mis ovejas escuchan mi voz,
Yo las conozco y ellas me siguen.
Yo les doy Vida eterna:
ellas no perecerán jamás
y nadie las arrebatará de mis manos.
Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos
y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.
El Padre y Yo somos una sola cosa.
Palabra del Señor
Gloria a Ti, Señor Jesús
Con alegría pascual aún latente en nuestros corazones, los invitamos a unirnos en oración para juntos meditar la reflexión preparada por nuestros amigos de RezandoVoy.org, un proyecto de los Jesuitas de España: https://rezandovoy.org/reproductor/2025-05-11
~ Creciendo en la Fe ~
Notas sobre las lecturas de esta semana
Primera Lectura ~ Hc 13, 14. 43-52

El extracto de hoy de los Hechos de los Apóstoles relata un episodio del primer viaje misionero de San Pablo. Esta región se encuentra en Asia Menor, la actual Turquía. El viaje de 160 kilómetros desde Perge hasta Antioquía de Pisidia transcurrió por una accidentada zona montañosa. Al llegar al centro administrativo de la provincia romana de Galacia, la primera parada de Pablo fue, como siempre, la sinagoga. La ciudad tenía una considerable población judía.
El patrón de acontecimientos que sigue es típico de la forma en que los discípulos actúan en el libro de los Hechos. Primero, llevan la Palabra del Señor a los judíos; luego, sufren el rechazo de estos, lo que los lleva a volverse hacia los gentiles. Es posible observar en esto un paralelismo con la secuencia de acontecimientos cuando el propio Jesús predicó en Nazaret (Lucas 4, 16-30). Los discípulos continuaban el ministerio de Jesús.
Era evidente que «todo el pueblo» no cabía en la sinagoga; el objetivo aquí es contrastar el entusiasmo gentil con los celos de los judíos.
La cita de Isaías (49, 6) forma parte de uno de los cánticos del Segundo Siervo; Pablo también es un siervo del Señor que ilumina a los gentiles. Con la tradicional muestra de enfado y repudio (véase también Lucas 9, 5), parten hacia Iconio (la actual Konya, en Turquía), a 140 kilómetros de Antioquía y capital de la provincia de Licaonia.
Evangelio ~ Juan 10, 27-30
A este Domingo, el cuarto del Tiempo de Pascua, se le llama Domingo del Buen Pastor, ya que en cada año del ciclo litúrgico el Evangelio se toma siempre de Juan 10, donde Jesús habla de sí mismo como el “buen pastor”.
El breve extracto de hoy está tomado del discurso final de Jesús a la gente de Jerusalén. Era la fiesta de la Dedicación (Hanukkah – ver más abajo) y Jesús caminaba en el Pórtico de Salomón, una pasarela techada, sostenida por filas de altas e impresionantes columnas. Estaba en el lado este del Templo, con vistas el Valle de Kidron y era un lugar favorito para la oración y la meditación. Éste era el lugar donde los rabinos instruían a sus alumnos mientras caminaban. El texto de hoy es parte de la respuesta de Jesús a los judíos que se habían reunido a su alrededor para preguntarle si en verdad era el Mesías.
‘Las ovejas que me pertenecen escuchan mi voz; Yo los conozco y ellas me siguen.’
Jesús responde usando la idea familiar en el Antiguo Testamento sobre el pastor: símbolo de un buen rey. Dado que los reyes y aquellos en puestos de autoridad a menudo fallaban en su deber hacia el pueblo, el énfasis de Juan está en la relación entre el pastor y sus ovejas. Inmediatamente después de la historia del ciego de nacimiento, algunos dicen que este capítulo puede estar fuera de lugar, pero un pensamiento adicional es que Juan registra estos eventos en este orden en particular para resaltar el dramático contraste entre los ‘ciegos’, los acosadores autoridades, y el protector amoroso, Jesús – el Buen Pastor.
‘Yo les doy vida eterna’
Jesús promete a sus seguidores una vida en la que estará siempre presente para ellos. Pase lo que pase, ellos estará seguros bajo su cuidado; nadie puede entrar en su relación y quitárselos; incluso, la muerte, no será el final.
‘El Padre y yo somos uno’
Jesús hizo estas promesas a sus discípulos, seguro en el conocimiento de su unidad con Dios, su Padre. Lo reitera en oración, poco antes de su muerte: Padre, a los que me has dado, mantenlos fieles a tu nombre, para que sean uno como nosotros (Juan 17, 11).
La fiesta de Hanukkah
Esta fiesta celebraba la reconsagración del Templo por Judas el Macabeo (164 a. C.) después de su profanación tres años antes por Antíoco IV Epífanes. Esta celebración anual duraba nueve días.
fuente: https://stbeunosoutreach.wordpress.com/



Deja un comentario