«Aquí está mi siervo a quien sostengo»
Con la fiesta del Bautismo del Señor, llegamos al final del tiempo de Navidad, y las lecturas del Evangelio comienzan a seguir a Jesús en su enseñanza y misión pública. Esta fiesta es otra “epifanía”: una manifestación de Dios como Padre, Hijo y Espíritu.
La primera lectura de Isaías es gozosa: Dios salvará a su pueblo y como un pastor, cuidará de él y lo traerá de regreso a casa desde el exilio.
El Salmo es una oración de alabanza al Dios de la creación, que alimenta a su pueblo y derrama su Espíritu sobre él.
En la segunda lectura se nos dice que hemos sido salvados a través del renacimiento en el agua y el Espíritu: no por ningún mérito nuestro, sino gracias a la bondad amorosa de nuestro Dios.
En el Evangelio escuchamos la voz de Dios que proclama a Jesús como su Hijo amado, y el Espíritu desciende sobre él cuando es bautizado por Juan.
Como Peregrinos de la Esperanza en este Año Jubilar, consideremos las glorias de nuestro universo, creado por y para Cristo, que lleva todas las cosas a la perfección. Tal vez, reflexionar sobre las aguas del bautismo nos llevará a una mayor y más profunda apreciación de este maravilloso elemento, y nos animará a ayudar y orar por aquellos privados del agua que da vida. (*)

En el bautismo, Dios entra en nosotros, purifica, sana nuestro corazón, nos hace hijos suyos para siempre, su pueblo, su familia, herederos del Paraíso (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n.1279). Y Dios se hace íntimo a nosotros y ya no se va. Por eso es importante recordar el día de nuestro bautismo, y también conocer su fecha. Yo les pregunto a ustedes, cada uno que lo piense: ¿recuerdas la fecha de tu bautismo? Si no la recuerdas, cuando regreses a casa pregúntala para no olvidarla nunca, porque es un nuevo cumpleaños, porque con tu bautismo naciste a la vida de la gracia. Demos gracias al Señor por el bautismo. Démosle gracias también por nuestros padres, que nos llevaron a la pila bautismal, por quien nos administró el sacramento, por el padrino, por la madrina, por la comunidad en la que lo recibimos. Festejar el propio bautismo: es un nuevo cumpleaños. Y podemos preguntarnos: ¿soy consciente del inmenso don que llevo en mí por el bautismo? ¿Reconozco en mi vida la luz de la presencia de Dios, que me ve como su hijo amado, como su hija amada?
Papa Francisco
Ángelus, Fiesta del Bautismo del Señor
7 de enero 2024
Lectura del libro de Isaías 40, 1-5. 9-11
Se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán
¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo,
dice su Dios!
Hablen al corazón de Jerusalén
y anúncienle
que su tiempo de servicio se ha cumplido,
que su culpa está paga,
que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados.
Una voz proclama:
¡Preparen en el desierto
el camino del Señor,
tracen en la estepa
un sendero para nuestro Dios!
¡Que se rellenen todos los valles
y se aplanen todas las montañas y colinas;
que las quebradas se conviertan en llanuras
y los terrenos escarpados, en planicies!
Entonces se revelará la gloria del Señor
y todos los hombres la verán juntamente,
porque ha hablado la boca del Señor.
Súbete a una montaña elevada,
tú que llevas la buena noticia a Sión;
levanta con fuerza tu voz,
tú que llevas la buena noticia a Jerusalén.
Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá:
“¡Aquí está su Dios!”.
Ya llega el Señor con poder
y su brazo le asegura el dominio:
el premio de su victoria lo acompaña
y su recompensa lo precede.
Como un pastor, Él apacienta su rebaño,
lo reúne con su brazo;
lleva sobre su pecho a los corderos
y guía con cuidado a las que han dado a luz.
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 103, 1b-4. 24-25. 27-30
R: ¡Bendice al Señor, alma mía!
¡Señor, Dios mío, qué grande eres!
Estás vestido de esplendor y majestad
y te envuelves con un manto de luz.
Tú extendiste el cielo como un toldo. R
Construiste tu mansión sobre las aguas.
Las nubes te sirven de carruaje y avanzas en alas del viento.
Usas como mensajeros a los vientos,
y a los relámpagos, como ministros. R
¡Qué variadas son tus obras, Señor!
¡Todo lo hiciste con sabiduría,
la tierra está llena de tus criaturas!
Allí está el mar, grande y dilatado,
donde se agitan, en número incontable,
animales grandes y pequeños. R
Todos esperan de ti
que les des la comida a su tiempo:
se la das, y ellos la recogen;
abres tu mano, y quedan saciados. R
Si escondes tu rostro, se espantan;
si les quitas el aliento,
expiran y vuelven al polvo.
Si envías tu aliento, son creados,
y renuevas la superficie de la tierra. R
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a Tito 2, 11-14; 3, 4-7
Él nos salvó haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos por el Espíritu Santo
Querido hijo:
La gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado. Ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús. Él se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno de celo en la práctica del bien.
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres, no por las obras de justicia que habíamos realizado, sino solamente por su misericordia, Él nos salvó, haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos por el Espíritu Santo. Y derramó abundantemente ese Espíritu sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador, a fin de que, justificados por su gracia, seamos en esperanza herederos de la Vida eterna.
Palabra del Señor
Aleluya Lc 3, 3-16
«Viene uno que es más poderoso que yo», dijo Juan Bautista;
«Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego».
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 3, 15-16. 21-22
Jesús fue bautizado y, mientras estaba orando, se abrió el cielo
Gloria a Ti, Señor
Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo a todos: «Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego».
Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».
Palabra del Señor
Gloria a Ti, Señor Jesús
Te invitamos continuar unidos en oración, meditando juntos la reflexión preparada por nuestros amigos de RezandoVoy.org, un proyecto de los Jesuitas de España, para esta fiesta del Bautismo del Señor: https://www.rezandovoy.org/reproductor/2025-01-12
~ Creciendo en la Fe ~
Notas sobre las lecturas de esta semana
Segunda lectura ~ Tito 2, 11–14, 3, 4–7

Las cartas de san Pablo a los Corintios revelan que Tito era compañero del apóstol. Sin embargo, los teólogos tienden a pensar que Pablo no escribió realmente esta carta y que, junto con las dos cartas a Timoteo, pertenece a las “Epístolas Pastorales”. Su nombre deriva de la preocupación del escritor por el bienestar pastoral de estas jóvenes comunidades cristianas.
Las cartas pastorales son marcadamente diferentes en vocabulario y estilo de aquellas que podemos afirmar, con certeza, fueron escritas por Pablo. Estas cartas también se refieren a una iglesia que está mucho más establecida e institucionalizada, lo que sugiere que podrían haber sido escritas unos setenta años más tarde.
En los versículos inmediatamente anteriores al pasaje de hoy (2, 2-10), el autor viene mencionando los deberes de los miembros de la familia, con la moderación como principal virtud. Como cristianos, podemos vivir vidas virtuosas llenas de esperanza, gracias al sacrificio de Jesús en la Cruz, que nos ha limpiado del pecado.
Consciente de la importancia que sus lectores daban a la educación en esta sociedad grecorromana, el autor menciona la “formación” que se nos da para llevar una vida virtuosa, mientras esperamos la segunda venida de Cristo en gloria.
También habla de que hemos sido salvados por la “bondad y amorosa misericordia” de Dios: palabras que traducen el término hebreo “hesed”, que aparece unas 30 veces en el Antiguo Testamento. Por eso, argumenta el autor, Dios nos eligió: no porque hayamos hecho algo para merecer su amor, sino por “su propia misericordia” y compasión.
La reconciliación con Dios se da por medio del bautismo y la venida del Espíritu: “haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos en e; Espíritu Santo”. Nuestros pecados son lavados, y esto ahora nos permite convertirnos en verdaderos hijos e hijas de Dios y, por lo tanto, herederos de Dios, que comparten su Reino para siempre.
Evangelio ~ Lucas 3, 15-16. 21-22
El bautismo del Señor está registrado en todos los evangelios, marcando el comienzo de la vida pública de Jesús. Lucas no se enfoca directamente en el bautismo, sino sobre lo que pasa después. Destaca dos de los temas que son centrales en su Evangelio: el papel del Espíritu y la importancia de la oración.
Había crecido un sentimiento de expectativa entre la gente.
La gente había esperado por mucho tiempo al Mesías prometido. Varios falsos profetas ya habían aparecido (Hechos 5, 36–37). Debido a sus actividades, la gente pensaba que Juan el Bautista podría ser el verdadero Mesías. Pero Juan explica, con toda humildad, que se ve a sí mismo como el mas inferior de los esclavos. Solo un esclavo no judío recibiría instrucciones de aflojar las sandalias de su amo.
Hay uno mas poderoso que yo
Al referirse a Jesús como poderoso, Juan estaba proclamando a Jesús como el gran libertador.
Jesús bautizará con el Espíritu Santo y fuego.
La diferencia importante entre el bautismo de Juan y el de Jesús es que Juan bautizaba solo con agua, la forma tradicional de bautizar a principios de Iglesia. El agua era un signo externo de limpieza. El bautismo de Jesús es un acto de Dios, que trae la salvación, representada por el Espíritu Santo, y juicio, representado por fuego. (Juan inmediatamente elabora esto en el versículo 17). Cuando Juan habla del Espíritu Santo y del fuego, está hablando en el contexto de las escrituras judías, que frecuentemente atribuyen logros mesiánicos al Espíritu, y donde la aparición de Dios suele ir acompañada de fuego.
Mientras Jesús estaba en oración
Lucas a menudo retrata a Jesús en oración cuando sucede algo crucial. El ahora presenta a Jesús como el punto culminante del ministerio bautismal de Juan. Inmediatamente una nueva comienza la era.
El cielo se abrió …
Una señal de una visitación de Dios con una nueva revelación para el pueblo (Isaías 64, 1). En esta escena, los tres miembros de la Santísima Trinidad son manifiestos. Jesús está fisicamente presente; el Espíritu Santo viene en forma de una paloma; y la voz del Padre se escucha desde cielo, identificando a Jesús como su Hijo amado. (*)
(*) fuente: https://stbeunosoutreach.wordpress.com/


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