By

Lecturas del Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario (Ciclo ‘B’, 2024)

Para los hombres es imposible, pero no para Dios,
porque para Él todo es posible

Las lecturas de hoy subrayan la necesidad de la sabiduría para discernir nuestras prioridades. Las mismas nos desafían a ver el mundo, y nuestro lugar en él, a través del lente de la sabiduría.
La primera lectura dice que la sabiduría, el mayor don de Dios, es más valiosa que cualquier otra cosa; tener sabiduría significa poseer todas las cosas. La sabiduría está personificada; es Dios mismo.
El Salmo nos enseña a valorar nuestros días y a usar sabiamente los dones que el Señor nos ha conferido.
La segunda lectura muestra cómo la palabra de Dios puede leer nuestros pensamientos e intenciones más profundos.
Es la Palabra de Dios, encarnada en Jesús de Nazaret, la que discierne las prioridades del joven rico del Evangelio. Como no hay nada oculto para Dios, el hombre rico es revelado y se ve obligado a rendir cuentas. Se le invita a percibir las distracciones que trae consigo su gran riqueza y a recibir las abundancia de una relación profunda con Cristo.
Esta semana, oremos para estar abiertos a la irresistible Palabra y Sabiduría de Dios; para que nos dejemos discernir y desafiar; para que seamos, verdaderamente, ricos en Cristo. (*)

No es algo bueno ver a un cristiano —laico, consagrado, sacerdote, obispo— que quiera las dos cosas: seguir a Jesús y los bienes, seguir a Jesús y la mundanidad.  Esto es un contra-testimonio que aleja a la gente de Jesús. Pensemos de nuevo en la pregunta de Pedro: «Lo hemos dejado todo, ¿cómo nos pagarás?»  Tengamos bien presente la respuesta de Jesús, porque el precio que Él nos dará será asemejarnos a Él: este será el “salario”.

PAPA FRANCISCO
Homilía, Domus Sanctae Marthae
26 de mayo 2015

Lectura del libro de la Sabiduría 7, 7-11
Tuve por nada las riquezas en comparación con la Sabiduría

Oré, y me fue dada la prudencia, supliqué, y descendió sobre mí el espíritu de la Sabiduría.
La referí a los cetros y a los tronos, y tuve por nada las riquezas en comparación con ella.
No la igualé a la piedra más preciosa, porque todo el oro, comparado con ella,
es un poco de arena; y la plata, a su lado, será considerada como barro.
La amé más que a la salud y a la hermosura, y la quise más que a la luz del día,
porque su resplandor no tiene ocaso.
Junto con ella me vinieron todos los bienes,
y ella tenía en sus manos una riqueza incalculable.

Palabra del Señor

Salmo Responsorial 89, 12-17
R: Señor, sácianos con tu amor

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo…?
Ten compasión de tus servidores. R

Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Alégranos por los días en que nos afligiste,
por los años en que soportamos la desgracia. R

Que tu obra se manifieste a tus servidores,
y que tu esplendor esté sobre tus hijos.
Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor;
que el Señor, nuestro Dios,
haga prosperar la obra de nuestras manos. R

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 12-13
La Palabra de Dios discierne los pensamientos y las intenciones del corazón

La Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Ninguna cosa creada escapa a su vista, sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas.

Aleluya Mt 5, 3
Felices los que tienen alma de pobres,
porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 17-30
Vende lo que tienes y sígueme

Gloria a Ti, Señor

Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?»
Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.»
El hombre le respondió: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud.»
Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.»
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!»
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: «Hijos míos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios.»
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible.» Pedro le dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.»

Palabra del Señor

Gloria a Ti, Señor Jesús

Nos mantenemos unidos en oración meditando juntos la reflexión de nuestros amigos de RezandoVoy.org, un proyecto de los Jesuitas de España, para este Domingo: https://www.rezandovoy.org/reproductor/2024-10-13

~ Creciendo en la Fe ~
Notas sobre las lecturas de esta semana

Primera Lectura ~ Sb 7, 7-11

El Libro de la Sabiduría aparece en la secuencia principal de textos de la Biblia utilizados por la Iglesia Católica Romana, aunque en las Biblias “protestantes” se encuentra, generalmente, en los apócrifos. Se afirma que su autor es el rey Salomón, aunque en realidad es un libro tardío, probablemente escrito sólo unos pocos años antes del nacimiento de Cristo. Su redacción fue originalmente en griego, no en hebreo, y su título “la Sabiduría de Salomón” simplemente sugiere que su contenido expresa la tradición judía de sabiduría que proviene del famoso rey.
El escritor era un griego devoto, que se dirigía a judíos familiarizados con la filosofía y la cultura griegas. Las numerosas referencias a Egipto sugieren que el libro probablemente fue escrito por judíos que se habían establecido en Alejandría, un gran centro intelectual y político del momento. Los judíos que vivían allí estaban en contacto constante con el mundo griego y familiarizados con nuevas mentalidades cosmopolitas e individualistas. Como resultado, algunos habían abandonado sus prácticas religiosas tradicionales en favor de nuevas filosofías seculares o paganas. Este texto sapiencial, por tanto, busca fortalecer y alentar su fe judía.
La segunda parte del libro, los capítulos 6 a 9, es una rica meditación sobre la Sabiduría divina: su origen, naturaleza y efectos, y cómo se adquiere.
El pasaje de hoy (del capítulo 7) escrito en primera persona por “Salomón”, describe el respeto del autor por la Sabiduría. Al comienzo de este capítulo, se esfuerza en decir que no es especialmente sabio: “Como todos los demás, yo también soy un hombre mortal…” (Sabiduría 7, 1). Para alcanzar la sabiduría, Salomón debe orar, y el contenido de su oración se da en el capítulo 9.
El autor prefiere la sabiduría al poder, las riquezas, la salud, la belleza y la luz, pero de hecho cuando se le da la Sabiduría –o “el entendimiento”, como él también lo expresa– todos estos otros atributos la acompañan.
Si leemos este pasaje en conjunción con el Evangelio de hoy, podemos ver cómo están vinculados. Lo que el joven rico necesita es la sabiduría que describe Salomón, que a su vez le traerá poder, riquezas y una conciencia de los valores importantes en la vida.

Evangelio ~ Mc 10, 17-30

Este pasaje es la tercera enseñanza de Jesús mientras viaja 128km hacia el sur, desde Galilea hasta Jerusalén (Marcos 8, 25 a 10, 45). Hemos leído en las últimas semanas cómo Jesús trata las cuestiones del matrimonio, el divorcio y los hijos. Hoy se centra en el dinero y las riquezas en el contexto del discipulado. Es un desarrollo de su mandato al comienzo del Evangelio de Marcos: «Ven y sígueme» (Marcos 1, 16).

«¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?»
La vida eterna mencionada aquí también podría llamarse el Reino de Dios o salvación. La respuesta de Jesús mostrará que lo que importa no es tanto «hacer» sino «dar».

«Tú conoces los mandamientos»
Jesús cita los mandamientos tal como aparecen en la Torá judía, como lo hubiera hecho cualquier rabino de la época. En primer lugar, defiende la necesidad de seguir la moral judía tradicional.

«Desde mis primeros días …»
Aunque a menudo se hace referencia a esta historia como la del «joven rico», no hay nada en la versión de Marcos que indique la edad del hombre.

«Hay una cosa que te falta …»
Marcos muestra a Jesús abogando por guardar los mandamientos tradicionales, pero también yendo más allá de ellos. Para ser discípulo hay que ‘amarse unos a otros como él los ha amado a ustedes’ (Juan 13, 34). Esto, por supuesto, implica abnegación y negación.

Los discípulos estaban asombrados
Sus creencias todavía estaban moldeadas por el Antiguo Testamento. En esa época se sostenía ampliamente que la riqueza era una señal del favor de Dios. En el Libro de Job, por ejemplo, Dios le devuelve a Job su fortuna como una señal de que ha recuperado el favor de Dios (Job 42, 10-17).

«Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja»
Mucho se ha escrito sobre esta frase. Para algunos eruditos es simplemente una expresión proverbial o una exageración aramea; para otros, el «ojo de la aguja» era una puerta real en Jerusalén. Tales puertas existían en la mayoría de las ciudades y permitían la entrada de la gente a la ciudad después de que se cerrara la puerta principal. Las mismas medían 3 pies x 4 pies, y un camello solo podía entrar arrodillado habiéndose aliviado de su cargamento previamente. El paralelo entre la descarga de un camello y la descarga de nuestras posesiones es claro. Sin embargo, muchos teólogos piensan que esta interpretación se dio para que el pronunciamiento de Jesús fuera menos severo y más aceptable para los oyentes. (*)

(*) fuente: https://stbeunosoutreach.wordpress.com/

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.