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Lecturas del Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario (Ciclo A): Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo

¡Viva Cristo Rey!’

Los textos bíblicos de esta solemnidad, el último domingo del año eclesiástico, resumen lo que hemos estado leyendo, escuchando y reflexionando durante todo el año: cómo Jesús enseñó, sanó, liberó, consoló y se acercó a todos. Desde el nacimiento hasta la muerte, y en su vida glorificada, Él fue la presencia visible del reino de amor del Padre en la tierra.
La Segunda Lectura nos da una imagen del reinado de Cristo. San Pablo asegura a la iglesia de Corinto que, a pesar de las circunstancias más espantosas, todo gobierno y autoridad terrenales darán paso a Cristo. Cuando los enemigos de Dios, incluidos el pecado y la muerte, sean destruídos, entonces todos estarán vivos en Dios. ¡Cuánto necesitamos ese mensaje en el mundo de hoy!
El Salmo nos dice que Dios, Pastor y Rey, tiene tal autoridad que podemos darnos un festín con seguridad, incluso a la vista de nuestros enemigos. Con él nunca nos faltará nada.
La Primera Lectura, del profeta Ezequiel, contiene también el tema del pastor. Aunque juez, el pastor es aquel que sirve.
Jesús retoma este tema en el Evangelio, pero ahora se encuentra no sólo en quien sirve a los pobres, sino también en los mismos pobres. Ambas lecturas revelan un sesgo divino, si es que podemos decir tal cosa: contra aquellos que explotan y a favor de aquellos que son explotados.
La respuesta a ‘¡Viva Cristo Rey!’ es ‘¡Que viva!’: oremos para que Cristo Rey viva en cada uno de nosotros y en nuestras acciones la próxima semana. Amén. (*)

En la página evangélica de hoy, Jesús se identifica no sólo con el rey pastor, sino también con las ovejas perdidas. Podríamos hablar de una “doble identidad”: el rey-pastor, Jesús, se identifica también con las ovejas, es decir, con los hermanos más pequeños y necesitados. Y así indica el criterio del juicio: se efectuará sobre la base del amor concreto dado o negado a estas personas, porque él mismo, el juez, está presente en cada una de ellas. Él es juez, Él es Dios-hombre, pero Él es también el pobre, Él está escondido, está presente en la persona de los pobres que Él menciona precisamente allí. Jesús dice: «En verdad les digo que cuanto hiciste (o no hiciste) a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí lo hiciste (o no lo hiciste)» (vv. 40.45). Seremos juzgados por el amor. El juicio será por el amor. No por el sentimiento, no: por las obras, por la compasión que se hace cercanía y ayuda solícita.

papa francisco
solemnidad de jesucristo, rey del universo
ángelus, 22 de noviembre 2020

Lectura de la profecía de Ezequiel 34, 11-12. 15-17
Yo juzgaré entre oveja y oveja

Así habla el Señor:
¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él. Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas.
Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar –oráculo del Señor–.  Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminaré a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia.
En cuanto a ustedes, ovejas de mi rebaño, así habla el Señor: «Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y chivos».

Palabra del Señor

Salmo Responsorial 22, 1-3. 5-6
R: El Señor es mi pastor, nada me puede faltar

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. 
Él me hace descansar en verdes praderas.
Me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas;
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. R

Tú preparas ante mí una mesa, 
frente a mis enemigos; 
unges con óleo mi cabeza 
y mi copa rebosa. R

Tu bondad y tu gracia me acompañan 
a lo largo de mi vida; 
y habitaré en la Casa del Señor, 
por muy largo tiempo. R

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 15, 20-26. 28
Entregará el Reino a Dios, el Padre, a fin de que Dios sea todo en todos

Hermanos:
Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos.  Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.  
En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo,  cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.  
En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies.  El último enemigo que será vencido es la muerte.
Y cuando el universo entero le sea sometido, el mismo Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las cosas, a fin de que Dios sea todo en todos.

Palabra del Señor

Aleluya Mc 11, 9-10
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Bendito sea el Reino que ya viene,
el Reino de nuestro padre David!

✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 31-46
Se sentará en su trono glorioso y separará a unos de otros

Gloria a Tí, Señor

Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.  Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a la izquierda.  
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: “«Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,  porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;  desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”».
Los justos le responderán: “«Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?  ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?”».  
Y el Rey les responderá: “«Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”».  
Luego dirá a los de la izquierda: “«Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,  porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;  estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron”».  Éstos, a su vez, le preguntarán: “«Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?»”. 
Y él les responderá: “«Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo”».  
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.

Palabra del Señor

Gloria a Tí, Señor Jesús

Visita el sitio de RezandoVoy.org, un proyecto de los Jesuitas de España, para encontrar la reflexión correspondiente a hoy: https://www.rezandovoy.org/reproductor/2023-11-26

~ Creciendo en la Fe ~
Notas sobre las lecturas de esta semana

Primera Lectura ~ Ez 34, 11-12. 15-17

Ezequiel, un gran profeta y sacerdote, pronunció este mensaje durante el conflicto entre los israelitas y los babilonios quienes ya habían llevado a unos 8.000 israelitas al exilio. El trae un mensaje de esperanza de que Dios cuidará de ellos y les devolverá la vida en su tierra natal.
Ezequiel cree que los líderes de su pueblo son irresponsables y imprudentes (Ezequiel 34, 1-10). El profeta anima a la gente diciéndoles que Dios mismo será su líder: un pastor-líder responsable, que los buscará y cuidará de todos ellos, ya sean heridos, débiles, sanos, extraviados o exiliados. Dios los traerá a todos a descansar.
La imagen del pastor es a menudo utilizada en la literaturo en el cercano Oriente como metáfora para un Rey, de ahí la elección de esta lectura en la fiesta de Cristo Rey. Ezequiel se basa en motivos que son familiares para la gente, particularmente a través del Salmo 22 (23), “El Señor es mi Pastor”.
San Juan, a su vez, recogerá esta imagen en su Evangelio: “Yo soy el buen pastor: el buen pastor es el que da su vida por su ovejas’ (Juan 10, 11). Él no es alguien que ‘los gobierna cruel y violentamente” (Ezequiel 34, 4).
La Realeza del Señor tiene que ver sobre todo con el amor y la justicia; Él juzgará a las personas según estos valores. Mateo usa una frase similar en el Evangelio de hoy: “Él separará a los unos de los otros como el pastor separa las ovejas de las cabras”.

Antecedentes históricos de la celebración

En este día, Fiesta de Jesucristo, Rey Universo, se ha celebrado último domingo del año litúrgico desde hace casi un siglo. Apunta a la realeza de Cristo y al Fin de los Tiempos, cuando el reino de Jesús será establecido en toda su plenitud hasta todos los confines de la tierra.
La fiesta conduce directamente a Adviento, cuando anticipamos la segunda venida de Cristo. La encíclica Quas Primas del Papa Pío XI (1925), hace referencia sobre la devoción a la realeza de Cristo que cita a Cirilo de Alejandría: “Cristo tiene dominio sobre todas las criaturas, un dominio que no se puede apoderar por violencia ni puede ser usurpado, sino por esencia y por naturaleza”. Fue un recordatorio para los cristianos de ese momento (cuando el fascista Mussolini era Primer Ministro italiano) que su lealtad era para su gobernante espiritual en el cielo más que para cualquier líder terrenal.

Evangelio ~ Mt 25, 31-46

El hijo del hombre
Se nos aconseja no tomar demasiado literalmente el relato de Mateo sobre el Juicio Final. Él pinta un retrato real de Jesús primero haciendo que Jesús se refiera a sí mismo como «el Hijo de Hombre’ (v. 31): título usado de diferentes maneras a lo largo de las Escrituras. Aquí se usa triunfalmente, como en Daniel 7, 13-14, donde a “uno como un hijo del hombre” se le da dominio, gloria y realeza.

Las ovejas y las cabras
El Jesús del Evangelio de Mateo utiliza la imagen familiar del pastor, continuando la tema de la primera lectura de hoy. Jesús describe vívidamente cómo el rey dividirá el naciones en dos tipos de personas: los “benditos” y los “malditos”, también conocidos como ovejas y cabras.

Los parámetros de juicio del rey
Jesús detalla claramente lo que el rey exige de su pueblo para que se conviertan en ciudadanos de su reino. Sin embargo, es notable que ninguno de los atributos requeridos sea religioso en naturaleza, ni hay ninguna mención de mandamientos o leyes que se guarden o se rompan. Tanto las “ovejas” como las “cabras” se sorprenden por los criterios que Jesús les presenta. Ambos grupos no han logrado reconocer que lo que han hecho por otros en realidad fue hecho para Dios, su Señor y Rey. El amor negado a los demás se lo han negado a Dios.
Por lo tanto, la atención se centra en nuestra actitud. Los ‘bienaventurados’ son aquellos que aman a los demás sin pensar de sí mismos. Por el contrario, aquellos a los que se considera “malditos” son efectivamente eso – si hubieran sabido que el que necesitaba ayuda era Dios, en lugar de algún otro persona insignificante – habría actuado de otra manera. No es que los “malditos” sean condenados por hacer algo moralmente malo; sencillamente, no han hecho nada en absoluto. (*)

(*) fuente: https://stbeunosoutreach.wordpress.com/

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