Una voz que habla de paz
Las lecturas dominicales de esta semana reiteran la necesidad de escuchar la voz de Dios en todas las circunstancias de nuestra vida, especialmente en tiempos de prueba. De ese modo podríamos convertirnos en artesanos de la paz en nuestro mundo.
En la Primera Lectura, Dios se le aparece a un Elías abatido con la voz de una suave brisa, y el profeta cobra valor para afrontar su misión.
El Salmo podría ser la oración de Elías: el salmista está ansioso por escuchar lo que el Señor tiene que decir.
Los discípulos también están desanimados (Evangelio), y lentos para reconocer al Señor en medio de la tormenta. Lo adoran mientras él se acerca para salvarlos.
San Pablo, escribiendo a los romanos, se entristece de que el pueblo judío no haya reconocido a Jesús. Está dispuesto a arriesgar su propia salvación para ayudar a su pueblo. (Segunda lectura) Que esta semana recordemos que Cristo, nuestra paz, está siempre con nosotros y con nuestro mundo, en medio de las tormentas y dificultades de nuestras vidas.

En el personaje de Pedro, con sus impulsos y sus debilidades, se describe nuestra fe: siempre frágil y pobre, inquieta y con todo victoriosa, la fe del cristiano camina hacia el encuentro del Señor resucitado, en medio de las tempestades y peligros del mundo.
papa francisco
ángelus, 10 de agosto 2014
Lectura del primer libro de los Reyes 19,9. 11-13a
Quédate de pie en la montaña, delante del Señor
Habiendo llegado Elías a la montaña De Dios, el Horeb, entró en la gruta y pasó la noche. El Señor le dijo: «Sal y quédate de pie en la montaña, delante del Señor».
Y en ese momento el Señor pasaba.
Sopló un viento huracanado que partía las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto.
Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa suave.
Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la gruta.
Palabra del Señor
Salmo Responsorial 84, 9-14
R: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos.
Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la Gloria habitará en nuestra tierra. R
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo. R
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 9, 1-5
Desearía ser maldito, en favor de mis hermanos
Hermanos:
Digo la verdad en Cristo, no miento, y mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo. Siento una gran tristeza y un dolor constante en mi corazón. Yo mismo desearía ser maldito, separado de Cristo, en favor de mis hermanos, los de mi propia raza.
Ellos son israelitas: a ellos pertenecen la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto y las promesas. A ellos pertenecen también los patriarcas, y de ellos desciende Cristo según su condición humana, el cual está por encima de todo, Dios bendito eternamente. Amén.
Palabra del Señor
Aleluya Sal 129, 5
Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su Palabra
✠ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 14, 22-33
Mándame a ir a tu encuentro sobre el agua
Gloria a Tí, Señor
Después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.
La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. «Es un fantasma», dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
Pero Jesús les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman».
Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua».
«Ven», le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: «Señor, sálvame». En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?».
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: «Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios».
Palabra del Señor
Gloria a Tí, Señor Jesús
Te invitamos a escuchar la reflexión de RezandoVoy.org, un proyecto de los Jesuitas de España, para este Domingo: https://www.rezandovoy.org/reproductor/2023-08-13
~ Creciendo en la Fe ~
Notas sobre las lecturas de esta semana
Primera Lectura ~ 1 Re 19, 9, 11–13
El pasaje de esta semana del Primer Libro de los Reyes describe al profeta Elías en el punto más bajo de su carrera. En el capítulo anterior, él había matado los 450 profetas de Baal de la reina Jezabel e incurrió en su gran disgusto. Para escapar de ella, huye al sur hacia el desierto, donde lo cuidan los ángeles que le traen comida y agua. Después de cuarenta días y cuarenta noches llega al monte de Horeb, el monte de Dios, también conocido como Monte Sinaí, donde sube a la cima de la montaña y entra en una cueva.
Hay muchos paralelos entre esta historia y la de Moisés como descrito en el Libro del Éxodo (especialmente los Capítulos 33 y 34): el montaña; la cantidad de tiempo que pasa en el desierto; la presencia de Dios; el señales de Dios en viento, terremoto y fuego (Éxodo 19, 18–19). La cueva recuerda la hendidura en la roca donde Moisés tuvo que esconderse cuando el Señor pasaba (Éxodo 33, 22).
Sin embargo, cabe señalar que si la cueva proporcionaba un refugio físico para Elías, sus necesidades espirituales solo serían satisfechas cuando se paró en la entrada de la cueva. Cuando Elías escuchó la ‘voz suave y apacible’ en una gentil brisa, reconociendo la presencia de Dios, se pone el manto sobre el rostro como una señal de reverencia.
Evangelio ~ Mt 14, 22-33
El pasaje del Evangelio de hoy viene justo después de la alimentación de los 5000. En este sección del Evangelio, Jesús instruye a sus discípulos acerca de su misión.
Jesús hizo subir a los discípulos a la barca… Mientras él enviaba a los multitudes lejos
La palabra griega, traducida aquí por ‘hecho’, es mucho más fuerte, similar a ‘forzado’ u ‘obligado’. Su despedida de las multitudes, mencionada dos veces, es también un signo de la autoridad de Jesús.
Subió solo a las colinas para orar
Las montañas y las colinas son lugares donde se puede encontrar a Dios (ver la Primera lectura). Así como hay momentos para orar en comunidad, Jesús también muestra la necesidad de orar a solas con Dios.
El barco, se alejó en el lago
Los barcos de pesca de la época eran de tamaño moderado: 8 m de eslora, 1,4 m de calado y 7,5 pies de ancho, con capacidad para entre 5 y 10 pasajeros y una tonelada de pescado. Una traducción más literal indica que el barco estaba a ‘varios estadios’ de la orilla. Un estadio es una medida griega que corresponde a 200 yardas.
Estaba batallando con un mar embravecido, porque había viento en contra
El Mar de Galilea es de hecho un lago de agua dulce 700 pies bajo el nivel del mar, 8 millas de ancho y 13 millas de largo. Debido a las colinas circundantes de 1200 pies sobre el superficie del mar, en la noche, hubo una diferencia en la baja de temperatura entre los cerros y el lago. El choque entre el frío y el aire cálido provocó fuertes vientos repentinos con olas de 6 pies de altura. La tormenta duraría el tiempo que tardó en enfriarse el lago. Por su falta de conocimiento científico la gente atribuyó estas tormentas a los espíritus. Los grandes cuerpos de agua eran vistos como lugares de maldad, caos y poderes amenazantes.
En la cuarta vigilia de la noche
Esta medida de tiempo romana sería entre las 3 am y las 6 am. Jesús caminaba hacia ellos. Mateo, que escribe para una audiencia judía, sabe que recordarán episodios del AT donde Dios controla el agua (Génesis 1, 6-7) o vence las olas (Salmo 77, 16–19; Job 9, 8; Isaías 43, 16). Jesús demuestra su poder sobre las fuerzas de la naturaleza y el caos.
¡Soy yo! No teman.
Esta autorrevelación hace eco de lo que Dios le dijo a Moisés en el libro del Éxodo: ‘Yo Soy el que Soy’ (Éxodo 3, 14).
Simbolismo
El barco se ha visto a menudo como un símbolo de la Iglesia Primitiva, todavía frágil en la época en que Mateo escribió su Evangelio, sujeto a persecuciones (tormentas) y salvados por la presencia de Jesús entre ellos. Hasta el día de hoy, muchas iglesias tienen un techo en forma de casco de barco invertido.
(*) fuente: https://stbeunosoutreach.wordpress.com/

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