Esta ayuda litúrgica ha sido elaborada por los Carmelitas de Australia y Timor-Oriental en un momento en que no podemos reunirnos para celebrar la Eucaristía. Somos conscientes que Cristo no solo se hace presente en el Santísimo Sacramento, sino que también está en nuestros corazones. Incluso cuando estamos solos seguimos siendo miembros del Cuerpo de Cristo.
En el lugar que escojan para esta oración, podrían tener una vela encendida, un crucifijo y una Biblia. Estos símbolos ayudan a mantenernos conscientes de lo sagrado que es el tiempo de oración y a sentirnos unidos con las otras comunidades locales que están orando.
La celebración está organizada para que uno de la familia la presida y los otros miembros participan en ella. Sin embargo, la parte del presidente de la celebración puede ser compartida por todos los presentes.
El amor entre nosotros
El amor dentro de nosotros (Jn 15, 9-17)
Una bendición especial para las madres
Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo.
Amén.
El Señor está aquí, presente en medio de nosotros.
Estamos reunidos con toda la Iglesia
en este momento de oración.
Preparémonos para escuchar la Palabra
Hemos sido llamados por Dios
a ser la Iglesia,
el Cuerpo de Cristo en medio del mundo.
No somos un edificio, sino un pueblo reunido,
confortado por la Palabra de Dios,
por el amor de Cristo
y por la unidad del Espíritu Santo.
Dios de la vida,
prepáranos para ser portadores de tu Espíritu.
Lectura bíblica (Jn 15, 9-17)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Como el Padre me ama, así los amo yo.
Permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor;
lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena.
Éste es mi mandamiento:
que se amen los unos a los otros
como yo los he amado.
Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos.
Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo;
a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.
No son ustedes los que me han elegido,
soy yo quien los ha elegido
y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca,
de modo que el Padre les conceda
cuanto le pidan en mi nombre.
Esto es lo que les mando:
que se amen los unos a los otros’’.
Reflexión – Jesús, vínculo de amor
Al aproximarnos a las fiestas de la Ascensión y de Pentecostés, el Evangelio de hoy nos ayuda a comprender que Jesús es nuestro vínculo de amor con el Padre y con los demás.
Jesús nos muestra el camino para vivir una vida plena y feliz viviendo en el amor: «Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena».
Los mandamientos de Jesús siempre tienen que ver con el amor: el amor a Dios y el amor al prójimo: los que viven según estos mandamientos de Jesús permanecen con él, con los demás y con el Padre en el amor.
Jesús es el Reino de Dios en persona. Él es la imagen de Dios y el modelo del ser humano redimido que cada uno de nosotros está llamado a ser.
Cuando Jesús dice que les ha dicho a sus discípulos todo lo que ha aprendido del Padre, nos recuerda que Jesús era humano y divino; que su vida fue también un camino de aprendizaje; un camino de opciones y desafíos. Jesús dice a sus discípulos que son sus amigos. Se han convertido en sus amigos porque ha compartido con ellos su conocimiento, su comprensión y su amor al Padre.
Permanecemos en Cristo, permaneciendo en su amor y amándonos los unos a los otros como Cristo nos ha amado. Ya no somos siervos sino amigos de Jesús porque nos ha dado a conocer todo lo que aprendió de Dios. Jesús nos ha elegido y nos ha encargado que seamos amor y que seamos amor en el corazón del mundo.
Oración del Día de la Madre
Dios del amor, escucha esta oración.
Dios de las personas santas
de Sara, Rut y Rebeca;
Dios de Isabel, madre de Juan,
Dios de María, madre de Jesús,
escúchanos y bendice a las madres de nuestras familias.
Bendice con la fuerza de tu Espíritu
a las madres que nos enseñaron
a levantarnos y a caminar,
que siguen siendo fuerza para nosotros
mientras recorremos el camino de la vida.
Bendice con la melodía de tu amor a los que nos enseñaron
cómo hablar, cómo cantar, cómo rezarte.
Bendice con un lugar
en tu mesa eterna
a los que alimentaron y nutrieron nuestra vida
mientras se formaba en ellas.
Bendice hoy a nuestras madres
con cosas buenas y con salud
con alegría, amor y risas,
y rodéalas de muchos buenos amigos.
Que un día sean llevadas a tu abrazo divino: por toda la eternidad,
para alegrarse con sus familiares y amigos.
Acoge dulcemente en tu amor a nuestras madres que ahora están contigo.
Te rogamos que esta bendición
y todas las gracias desciendan sobre las madres de nuestras familias:
en el nombre del Padre
y del Hijo,
y del Espíritu Santo.
Amén.
La Oración del Señor
Como el mismo Jesús nos enseñó, digamos confiadamente:
Padre nuestro, que estás en el cielo.
Santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal
Oración final
Te damos gracias,
Señor Dios nuestro,
que en la resurrección de Jesús
compartes con nosotros su vida resucitada.
Transforma nuestra oscuridad,
miedo y aislamiento
con tu presencia reconfortante,
para que podamos ser presencia serena,
amorosa y sanadora los unos con los otros.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Bendición
Que tu bendición, Señor, descienda sobre nosotros,
ponemos nuestra confianza en ti.
fuente: https://ocarm.org/en/celebrating-at-home/159-celebrando-en-familia-sexto-domingo-de-pascua/file