Dios, Padre bueno y siempre fiel: lectura y reflexión para los más pequeños

¡Hola, amiguitos!

¿Cómo han pasado la semana?

Sabemos, por nuestra propia experiencia, que Dios, nuestro Padre Celestial es bueno, es misericordioso, es fiel, es bondadoso, tanto es así que envió a su Hijo, Jesús, para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna (Jn 3, 16).
Jesús tocó muchas vidas durante su ministerio, y gran cantidad de personas creyeron de corazón en Él, pero muchos otros, que pensaban que eran justos no aceptaron el mensaje de amor incondicional de Jesús, la Buena Noticia.
Y es por ello que en el relato de hoy, luego de muchos encuentros difíciles con los sumos sacerdotes, Jesús les cuenta este relato en la que les dice que hará Papá Dios (el dueño de la viña en este caso) con aquellos que se resisten a dar frutos dulces de paz, de amor, de solidaridad, frutos que son el resultado de una amistad íntima con Jesús.


Evangelio ~ Mt 21, 33-43 (tiempo ordinario, ciclo A)

Los sumos sacerdotes y las autoridades del pueblo de Israel no entendían a Jesús. No entendían su buena noticia, y siempre le estaban llevando la contraria y le amenazaban con encarcelarle. Entonces Jesús les contó esta historia:
«Un hombre tenía una finca, y encargó a unos trabajadores que la cuidaran. Él se marchó. Al cabo de un año mandó a un criado para recoger los beneficios de la finca, pero los trabajadores le dieron una paliza y no le pagaron lo que debían. Después mandó a otro, y a otro más, pero a todos los maltrataban. Entonces, el dueño decidió enviar a su propio hijo, pensando que los trabajadores no serían tan brutos. Pero a su hijo, en cuanto lo vieron llegar, lo mataron. Así que el dueño decidió volver, castigar a esos trabajadores malvados y entregar la finca a otros obreros mejores».
Cuando terminó de hablar Jesús, los sumos sacerdotes lo miraban enfadados. Porque sabían que lo decía por ellos. Dios es como el dueño de la finca, y los sumos sacerdotes son como los trabajadores, que no hacen caso a sus enviados, ni siquiera a su hijo, que es Jesús.

Padre, me pongo en tus manos

Padre, me pongo en tus manos,
haz de mí lo que quieras,
sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo,
con tal de que tu voluntad se cumpla en mí,
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te confío mi alma,
te la doy con todo el amor
de que soy capaz,
porque te amo.
Y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.

fuente: RezandoVoy.org

Te invitamos a escuchar la canción Dios de la Historia en RezandoVoy: https://rezandovoy.org/reproductor/infantil/2020-10-04

¡Feliz semana queridos amiguitos, de la mano de Jesús y bajo en manto de amor de María!

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El lugar de encuentro de los Católicos latinos en Bangkok... de la mano de Cristo y bajo el amparo de María ... celebrando la fe en comunidad desde el 2002 ...

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